Cada detalle que va develándose de las intricadas relaciones “sociales y comerciales” en las cárceles del país, no dejan de provocarnos sorpresa y, sin duda, sonrisas sarcásticas, pues gracias a la extraordinaria capacidad de organización y al impresionante despliegue de creatividad –más allá de los aterradores niveles de corrupción–, los presos viven y han estructurado todo un sistema paralelo al Estado ecuatoriano; caso contrario, no se pude entender la seguridad y confianza con que han emitido sus comunicados, alguno de los cuales –uno de los últimos– como un acto de “buena fe” deciden realizar una “entrega simbólica” de armas. Fue literal: entrega simbólica. Ocho días después lograron incautar –luego de tres requisas– armas artesanales, celulares, electrodomésticos, cocaína y plantas de marihuana. Entre la pusilánime presencia –más bien ausencia– del Estado ecuatoriano, la defensa de la “virginidad” de la Ciudad por las autoridades locales y el miedo paralizante de una sociedad que se niega a discutir la legalización de las drogas, los carteles siguen incrementando su poder en el país. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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