Cientos de manifestantes paraguayos trasladaron este domingo su tercera jornada de protesta frente a la casa del expresidente Horacio Cartes (2013-2018), en Asunción, después de varias horas apostados en las inmediaciones de la residencia presidencial de Mburuvicha Roga para pedir un día más la renuncia del presidente Mario Abdo Benítez.
La decisión de marchar hasta la vivienda de Cartes, relativamente próxima a la residencia presidencial, responde a que la salvación de Abdo Benítez ante el juicio político que busca la oposición depende de la posición que tome en los próximos días la bancada de Honor Colorado, liderada por el exmandatario.
Por este motivo, los manifestantes ven en Cartes otro objetivo de sus protestas, además de que éste también pertenece al Partido Colorado, al que muchos responsabilizan de la corrupción y falta de desarrollo del país, ya que la formación conservadora acumula décadas en el poder, solo interrumpidas por una legislatura opositora entre 2008 y 2013.
Movidos al grito de «¡A la casa de HC (Horacio Cartes)!», cientos de convocados cambiaron el lugar de su protesta, tras cerca de cinco horas en las proximidades de Mburuvicha Roga, fuertemente cercado por vallas y policías, para concentrarse ante la vivienda del expresidente.
Allí se encontraron con un grupo de antidisturbios frente a la entrada principal de la casa y la manifestación transcurrió de forma pacífica durante un par de horas, hasta cerca de las 23.00 hora local, cuando se iniciaron una noche más los enfrentamientos.
Fuentes policiales y también varios testigos en el lugar confirmaron a Efe que un grupo de encapuchados, posibles barras bravas, se acercaron a enfrentarse a los antimotines, mientras otro grupo quemaba bolsas de basura en una calle próxima.
Los disturbios comenzaron en una zona algo más apartada del grueso de la protesta, por lo que los primeros disparos de la policía y la presencia de carros hidrantes sorprendió a los pocos manifestantes que permanecían en el lugar y realizaban su manifestación en calma.
Tras algunos minutos de incertidumbre, la situación se controló, aunque algunas personas resultaron heridas por los balines de goma.
Además, en esos momentos de desconcierto, algunos manifestantes también lanzaron papel higiénico a la casa de Horacio Cartes y pintaron «Narco» y «Mafia» en los muros de su vivienda.
PROTESTA TRANQUILA FRENTE A MBURUVICHA ROGA
Antes de acudir hasta la residencia del expresidente paraguayo, una multitud mucho más numerosa se citó cerca de Mburuvicha Roga para exigir un día más la salida de Abdo Benítez, el vicepresidente, Hugo Velázquez, y todo su Gabinete.
A pesar de que la residencia presidencial se encontraba protegida en todos sus accesos, con varias cuadras valladas, los manifestantes accedieron a ubicarse en la zona más próxima y mantener su protesta durante cerca de cinco horas.
Un día más desde el viernes, los paraguayos le hicieron saber al presidente que no se contentan con los cambios de su Gabinete y que no pararán hasta que se vaya.
«¡Todos los días, hasta que renuncie!» se ha convertido en una de sus proclamas principales, junto con otras como «¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!».
Los manifestantes que acudieron a Mburuvicha Roga se encargaron de mantener la calma de los más exaltados y lograron aplacar ellos mismos los escasos momentos de tensión que se vivieron.
El primero de ellos se produjo cuando un coche obligó a abrir el vallado para poder acceder a un hospital próximo y algunas personas trataron de aprovechar el momento para ingresar en la zona cortada.
Sin embargo, fueron los propios manifestantes quienes se lo impidieron y levantaron las vallas de nuevo para delimitar el lugar.
Algunas horas después, un hombre trató de tirar la valla para acercarse hasta la residencia de Abdo Benítez y un grupo de estudiantes le recordó que se trataba de una manifestación pacífica y cumplirían con las normas.
Los paraguayos comenzaron a salir a las calles el viernes para expresar su descontento con la gestión del Gobierno durante la pandemia de coronavirus, que ha dejado más de 3.000 muertos y más de 168.000 contagiados en un año. EFE