Religiones como la cristiana se fundamentan en el amor y pretenden la paz universal, sin embargo, a lo largo de la historia, las iglesias surgidas de las religiones han desatado enfrentamientos y guerras con un elevado número de muertos lo que, en la práctica, contradice los postulados del mensaje de Cristo. La creencia en seres y fuerzas sobrenaturales ha dado lugar a múltiples religiones, de las que unas pocas, en nuestros días, han logrado un elevado número de seguidores. Todas pretenden controlar la verdad, pero estas diferencias con frecuencia, han gestado rivalidades. La condena a quienes tienen ideas diferentes, en lugar de la tolerancia ha tenido consecuencias negativas lamentables.
Una de las deformaciones de las religiones y otros sistemas de creencias es el sectarismo que se traduce en fanatismo e intransigencia. Las sectas plantean que son las únicas poseedoras de la verdad y los que forman parte de otras están en el error y que, fanáticamente, deben cambiar de pensamiento o ser eliminados con violencia pues es un mal que debe destruirse. Persecuciones religiosas han sido demasiado frecuentes y, al fundamentarse en el odio, contradice de manera radical el amor. En los últimos tiempos, algunas iglesias han planteado el ecumenismo que desplaza al odio por la comprensión, aceptación de las diferencias y búsqueda de acercamiento.
La semana pasada, el papa Francisco visitó Irak. Y se entrevistó con Alí Al Sistani, máximo líder Chiita del Islam. Culminó este encuentra con una oración común. Es una ejemplar demostración de ecumenismo que supera una secuencia de guerras y enfrentamientos entre estas dos religiones. La política del papado ha cambiado, en un cercano pasado sus visitas se limitaban a Estados con un elevado predominio del catolicismo, ha habido visitas a países con predominio de otras religiones lo que abre camino a una aceptación global de la tolerancia y respeto a otras creencias que es una clara expresión de amor universal. (O)