Un equipo internacional de investigadores han corroborado que los grandes volcanes tropicales han causado algunos de los desastres naturales más demoledores de la historia del planeta, con erupciones que han producido cantidades masivas de gases nocivos y otro tipo de escombros.
En el trabajo, cuyas conclusiones se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), han participado investigadores de la Universidad Albany, la Universidad de Columbia, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Autónoma de Madrid.
Los científicos ya habían comprobado que las grandes erupciones enfrían temporalmente el planeta y provocan otras alteraciones climáticas, incluidos cambios en la distribución global de las precipitaciones, y ahora han empleado archivos climáticos naturales para entender mejor los impactos hidroclimáticos globales y estacionales de todas las erupciones tropicales conocidas durante el último milenio.
Según ha informado hoy la Universidad Autónoma de Madrid, se estima que esas alteraciones alcanzaron mayor impacto que la del monte Pinatubo en 1991, considerada como la erupción volcánica más grande en los últimos 100 años.
Los resultados han mostrado que la respuesta hidroclimática después de estas grandes erupciones fue a menudo significativa y, en ocasiones, persistió durante más de una década.
Los científicos han comprobado que las erupciones fueron seguidas por condiciones anormalmente secas que se estimaron en África tropical, Asia Central y Medio Oriente, junto con condiciones húmedas en Oceanía y las regiones monzónicas de América del Sur.
Los investigadores también compararon sus resultados con los de un modelo climático independiente y encontraron que este modelo simulaba impactos hidroclimáticos más pequeños y de corta duración.
«No hemos tenido una erupción volcánica importante en 30 años, así que creo que tendemos a olvidar la magnitud de la alteración social que pueden causar», ha manifestado Mathias Vuille, profesor del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Ambientales de la Universidad de Albany.
El nuevo conjunto de datos utilizado en este estudio, denominado producto «PHYDA» (Paleo Hydrodynamics Data Assimilation) se ha creado con el apoyo del proyecto «Pire Create» de la Universidad de Albany, financiado a través de la National Science Foundation.
El producto «PHYDA» consiste en la reconstrucción global de las condiciones de temperatura e hidroclima durante los últimos 2.000 años, que se estiman combinando información de un modelo climático y una colección de registros de anillos de árboles, de corales, registros de hielo, de isótopos centrales, de sedimentos de cuevas, registros de sedimentos de lagos y un registro de sedimentos marinos.
“Los árboles y el resto de registros de clima natural incluidos en el proyecto PHYDA estaban allí para ver estas erupciones volcánicas. No es una construcción teórica”, ha explicado Jason Smerdon, profesor del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
«Esta ha sido la primera vez en la que se ha podido utilizar este nuevo producto indirecto como una estimación de las respuestas climáticas volcánicas en el pasado, y la imagen que presenta ha dado sorpresas en términos de cómo de grandes y persistentes pueden ser los impactos hidroclimáticos del vulcanismo».
Los investigadores coinciden en que la comprensión de por qué existen discrepancias entre los impactos hidroclimáticos estimados ahora y un modelo climático independiente será fundamental para proyectar cómo las futuras erupciones volcánicas pueden afectar el clima global, especialmente con los impactos adicionales del cambio climático de origen humano.
Es probable que ocurran grandes erupciones volcánicas tropicales este siglo, según los investigadores, que han advertido que sirven como una advertencia importante de que las comunidades afectadas no solo deben pensar en los impactos inmediatos, sino que las erupciones volcánicas también pueden conducir a cambios duraderos en el clima. EFE