OPINIÓN | En una ceremonia muy cálida, en la enorme área amarilla del MMAM, que puede acoger a 500 personas, la quinta parte de estas celebró, hace unos días, cálidamente, pero sujetándose a las medidas de bioseguridad, un cumpleaños muy especial.
Pedro Palacios, Alcalde de esta amada Santa Ana de los Ríos de Cuenca, presidio la ceremonia, con su juvenil entusiasmo y con una gran devoción por lo que la entidad significa en la historia del desarrollo cultural cuencano y regional, y sus proyecciones en lo nacional y aun en lo internacional.
La historia del Museo Municipal de Arte Moderno está intensamente ligada a varios personajes, que vale tenerlos presentes siempre.
En primer lugar, a uno de los cuencanos más ilustres de las décadas del 70 y 80 del siglo XX, Hernán Crespo Toral, cuyo gran sueño fue rescatar del olvido viejas y bellas construcciones, condenadas al abandono y, peor aún, a la demolición.
Hernán, desde su alta dignidad en las Áreas Culturales del Banco Central, gestionó y bregó para que se restaurarán edificios tradicionales, parte del patrimonio arquitectónico ecuatoriano, en distintos sitios de la patria, y, en Cuenca, concretamente, salvó un área del claustro de las Conceptas; el antiguo Hospital San Vicente de Paúl y la Casa de Temperancia, para destinarlos a museos. ¡Magnífica iniciativa, extraordinaria realización!
En el caso concreto del hermoso Museo Municipal de Arte Moderno, que cumplió su 40 aniversario de fundación, le movía de modo muy personal y apasionado, hacer una realidad el ofrecimiento de la colección de sus obras del pintor ecuatoriano, residente en Europa, Luis Crespo Ordóñez, cuyo nombre lleva la sala de honor de la entidad.
Algunos espectadores, entre los que me cuento, no admiramos la totalidad de la obra del artista, pero es preciso tener en cuenta que, sin su generosa donación, no hubiera sido fácil empezar a constituir el fondo de arte para un museo naciente. Así, en este sitio privilegiado, se hicieron realidad las ilusiones de Hernán en el salvamento del inmueble y de Luis Crespo de saber que su obra tendría un sitio de exposición casi permanente en su ciudad natal.
¡Cuenca sigue en deuda con Hernán Crespo, no lo olvidemos! ¡Y con el generoso pintor, también! Seguiremos. (O)