La capacidad humana para, mediante tecnologías por el generadas, adaptarse a las múltiples condiciones ecológicas del planeta, ha hecho que viva prácticamente en todo el mundo. Debido a variaciones en el ordenamiento social y económico, los países que mejores condiciones han logrado ha hecho que a ellos se movilicen habitantes de los menos desarrollados. Estados Unidos, desde su independencia, ha sido el que más migrantes ha atraído como resultado de su ordenamiento democrático. El “sueño americano” ha sido una realidad que persiste con mayor insistencia, lo que ha llevado a establecer políticas de regulación.
El anterior presidente Trump, con su prepotencia y visión discriminatoria, implantó medidas contra los migrantes latinos. La vecindad con Latinoamérica ha hecho que el flujo de migrantes de estos países, sobre todo de su colindante México, sea más intensa y que un importante número logre ingresar sin observar las normas oficiales, lo que ha llevado a que haya un elevado número de “ilegales” que trabajan. La política de Trump fue agresiva y tomó medidas inhumanas como separar a niños de sus familiares y amenazó deportar a todos creando un ambiente de inseguridad y pánico en quienes tienen esa condición.
En la campaña electoral se opuso a estas medidas el que luego fue elegido: Biden; en los meses que lleva en el poder ha comenzado a hacer realidad sus propuestas y la agresividad contra estos migrantes ha disminuido, como posibilitar que los “ilegales” puedan luego de un tiempo establecerse como residentes. Satisface este cambio humano ha mitigado la agresividad, a veces persecutoria, del anterior mandatario y, demuestre que lo que prometió en su campaña no fueron meras palabras, sino que se hayan convertido en hechos reales. Se trata de un ejemplo que debe ser imitado en otros países ricos, ya que la equidad universal pueda avanzar, aunque no se perfecciones de la noche a la mañana.