La falsa normalidad lleva a que gran parte de la humanidad considere que la pandemia por el Covid-19 ya pasó o está en su última etapa y es menos letal.
Similar sensación siente porque ya existe vacuna para combatirla. Pero su masificación aún es una expectativa, ni se diga en países, como en el caso de Ecuador, sin mayor capacidad económica ni poder de influencia para adquirirla en cantidades satisfactorias.
Sin embargo, el Comité de Operaciones Emergentes, en consonancia con información de las casas de salud públicas y privadas, alerta que en más de 20 ciudades de Ecuador la capacidad hospitalaria está al 100 % ante el aumento de casos de coronavirus.
Razones suficientes para que, tras reunirse con representantes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, resuelva, una vez más, suspender las procesiones y otros ritos públicos masivos de la Iglesia Católica para celebrar la Semana Santa.
Se harán celebraciones litúrgicas en los centros parroquiales, pero con el aforo permitido (30 %) por el protocolo de bioseguridad, aprobado por el COE.
Bajo esas consideraciones, la Conferencia Episcopal deja claro que su prioridad es la defensa de la vida. Pero también reconoce la necesidad de los feligreses de expresar su fe, como la de orar en los templos.
Son dos expresiones a practicarse al amparo del citado protocolo, no así las masivas procesiones. En el caso de Cuenca son típicas las efectuadas en Baños, Turi y Paccha.
Además, la feligresía podrá ser parte de las celebraciones por medios telemáticos, una alternativa con amplísima participación y devoción.
El feriado por Semana Santa también suele ser motivo para el esparcimiento sobre todo yendo a las playas y otros sitios turísticos. En estos lugares cunden las aglomeraciones, y esto debe evitarse a toda costa.
Si bien habrá libre movilidad durante el feriado, El COE exige a los Municipios controlar el aforo del transporte y en espacios públicos, y aplicar otras medidas restrictivas para evitar que la curva de contagios y de muerte no siga expandiéndose.
