Se trata de Anna, que nació el 9 de marzo, y Valentina, 16 de marzo, y son hijas de la inmunóloga Anna Parolo, de 36 años, y la ginecóloga Valeria Bernardi, de 37, respectivamente, ambas trabajadoras del centro sanitario Ulss 6 de Padua (Véneto, norte).
Ninguna se había contagiado del COVID-19 y se sometieron voluntariamente a la primera dosis de la vacuna a principios de enero y, tres semanas después, a la segunda.
En este tiempo no han mostrado efectos secundarios y las niñas también están bien de salud.
El centro ha explicado a los medios que los estudios de vacunas en embarazadas son limitados, pero que sugieren que no hay efectos secundarios en la madre ni el feto, y que podrían ser aconsejables también en el caso de mujeres embarazadas que sean grupos de riesgo.
La ciencia todavía tiene que determinar si estas vacunas contra el coronavirus podrían servir para transmitir anticuerpos al feto, como ocurre en los casos de difteria, tétanos o tosferina, y en qué momento del embarazo son más recomendables.
El pasado 16 de marzo los medios de Estados Unidos informaron de un caso similar, el de una trabajadora de salud de Florida también vacunada contra el coronavirus que dio a luz una niña con anticuerpos de la enfermedad. EFE