El «Cristo» de las elecciones peruanas, de la cruz a la política

Ya es Semana Santa y al «Cristo Cholo» le hierve el fervor, no ve el momento de padecer en carne propia un año más, y ya van 40, el calvario de Jesús. Pero esta vez será especial, porque el cristo más viviente y popular de Perú ha dado el salto a la política y está en plena campaña electoral.

Sin soltar la pesada cruz que carga cada Viernes Santo mientras es azotado, el «Cristo Cholo» ha hecho su inesperada aparición en las elecciones generales del próximo 11 de abril en forma de candidatura para congresista.

«Es la misión que el Señor me ha encomendado», asegura Mario Valencia, el nombre terrenal del «Cristo Cholo», de 63 años, que postula al Congreso por Lima en la lista del modesto partido indigenista de centroizquierda Renacimiento Unido Nacional (Runa), donde es el número 33, casualmente la edad de Jesucristo cuando murió.

«Yo no pedí el número, pero para mí es un premio que me brinda el Señor. Tengo toda la fe en que nuestros hermanos votarán por este humilde servidor, y la mejor voluntad y predisposición para lograr lo mejor para los más necesitados porque eso es lo que quiere el Señor», precisa.

«RESUCITADO» PARA LA POLÍTICA

Para el «Cristo Cholo», llamado «cholo» porque así es como se le dice en Perú a veces despectivamente a los mestizos de rasgos indígenas, su incursión en la política es la razón de su particular «resurrección» tras sobrevivir hace dos años a una caída de cinco pisos.

«El director del hospital me dijo que el Señor puso sus manos donde había caído porque yo tenía que cumplir una misión, y es por eso que estoy en esta aventura política», afirma Valencia, al que el accidente le dejó múltiples fracturas en las costillas y la mandíbula y serias afectaciones en un pulmón.

Pese a quedar literalmente hecho un cristo, en 2019 volvió a escenificar el vía crucis con el grupo de teatro Emmanuel, pero por medidas municipales no pudo ascender como era costumbre al cerro San Cristóbal, la montaña más sagrada de Lima desde la época prehispánica, donde cada año se reúnen miles de personas para seguirle.

Solo la pandemia le pudo dejar sin su razón de ser en 2020 y todo apunta a que también este 2021 ocurrirá igual pese a su intento de transmitirlo por internet desde un teatro.

IMPOTENTE SIN CALVARIO

«No subir al cerro es mi tristeza más grande», confiesa el «Cristo Cholo», cuya semejanza física con Jesucristo es indiscutible gracias a sus largas melenas y barbas, recogidas en siete trenzas que simbolizan, según él mismo, a las siete palabras de Cristo.

«Cuando estoy en medio de las personas con la cruz a cuestas, dejo de ser yo. El Espíritu Santo aflora y aparece el Señor. La primera vez llegué hasta arriba porque sentía que la cruz me jalaba como un imán y, como me sentía el hombre más vil, ruin y pecador, quería pagar todos mis pecados de una sola vez», recuerda Valencia.

«La Semana Santa es lo más importante de mi vida, un regocijo espiritual, divino y muy profundo, porque le puedo brindar a mi amado Perú y al mundo entero lo que padeció Jesucristo», continúa.

UN CRISTO DE CARNE Y HUESO

Durante el resto del año, el «Cristo Cholo» es transportista de combustible y entrenador de fútbol amateur, pero la gente le pide que no deje su alter ego para ir a orar a sus casas en favor de sus familiares enfermos.

«Lo hago con la mejor voluntad y devoción porque sé que es el Señor el que actúa ahí. Yo solo soy un instrumento suyo para lograr la mejoría de los demás. Es hermoso, precioso», expresa Valencia.

Su campaña electoral es de una austeridad monacal, propia de un ayuno en el desierto, así que no muchos conocen su postulación a excepción de sus seguidores en redes sociales y de los vecinos de su barrio.

Al mercado que funciona a pocos metros de su casa sale a repartir su propaganda electoral mientras es jaleado por vendedores y compradores.

Pese a su intensa fe, el «Cristo Cholo» es consciente que en el Congreso no puede hacer milagros como multiplicar panes y peces para acabar con el hambre, pero promete acabar con la espiral de inestabilidad y crispación política en la que está inmerso Perú hace cinco años, algo que también parece un milagro hoy por hoy.

AMOR, PAZ Y PERDÓN, SUS PILARES

Para ello, piensa predicar con las palabras de Jesucristo en la cruz: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».

«Que el Señor perdone a todos aquellos que han originado este descalabro que ha venido con la renuncia de un presidente, la vacancia (destitución) de otro presidente, la traición entre ellos… y el estoque lo da este lamentablemente mal (covid-19) que nos ha cortado la cabeza a todos», enumera el «Cristo Cholo».

«Voy a levantar mi bandera de la paz, el perdón y la reconciliación, para que todos los peruanos nos perdonemos. En estos momentos estamos enfrentados con cólera, llenos de rencor y odio. Necesitamos unirnos todos para sacar adelante al Perú», continúa.

¿También pedirá el perdón para los que han robado? Depende, dice el «Cholo Cristo», porque una cosa es robar un pan por necesidad y otra enriquecerse con dinero ajeno, y a esos «que les caiga la ley», pero en cárceles donde haya una verdadera resocialización del preso, algo a lo que espera dedicarse si es electo congresista. EFE

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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