Sendas cumple 30 años de lucha por los derechos y contra la violencia

Mary Cabrera, Carmen Ortiz , Lilia Ávila y María Isabel Cordero se sientan en la mesa de la oficina a la derecha del ingreso de una casa que ha sido la suya durante décadas, conversan, debaten, se apoyan y buscan la manera de sostener una lucha que lleva ya 30 años. Sendas, la Fundación de lucha contra la violencia, está de aniversario y se celebra trabajando.

Desde esa mesa han salido planes, proyectos y realidades como la cátedra de salud y derechos sexuales y reproductivos con enfoque de género de la Universidad de Cuenca, o la carrera de Género y Desarrollo del mismo centro de estudios.

Sendas nació como un espacios para documentar y conocer la realidad del país sobre la salud de las mujeres en los años 90 cuando hablar de derechos y equidad era un tabú. “Trabajábamos con jóvenes y campesinos y no preguntaban cómo van a demostrar la rentabilidad social de esos programas, pero hoy vemos los frutos” comenta Isabel Cordero.

Hoy el semillero que deja Sendas se ha convertido en activismos sociales de jóvenes, mujeres, colectivos LGBTI, de allí han salido concejales, viceministros, tomadores de decisiones, líderes que hacen que ese sueño de igualdad con el que inició la Fundación se vaya consiguiendo de a poco.

Sendas brinda una primera respuesta a los casos de violencia de todo tipo señala la directora ejecutiva Mary Cabrera, desde aquí se derivan a las víctimas a una red de asistencia y se tienden puentes hacia lo público para una atención integral.

Cordero comenta que en ocasiones quienes los visitan, víctimas de violencia psicológica o exclusión, “a veces solo quieren un abrazo, alguien que los escuche” y para eso también está la mesa, para sentarse a conversar y sanar.

En 30 años su lucha ha sido sin afinidades a partidos políticos o gobiernos, su enfoque está en el camino del servicio resaltan, por eso , en esta nueva etapa del país, solo piden acción y ejecución de los programas que salen desde Sendas hacia la comunidad.

“No queremos ni un papá ni un Papa, queremos un presidente que ejecute políticas públicas en favor de los grupos vulnerables” comenta Cabrera.

Esperan que la voz que han levantado durante años sea escuchada y compartida, que la lucha por los derechos humanos sirva de ejemplo y testimonio para que estos 30 años sean solo los primeros de muchos por venir. (JMM) (I)

REM

REDACCION EL MERCURIO

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