Según el FMI Ecuador crecerá este año el 2,5 % del PIB, frente a varios conglomerados similares sudamericanos como Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, que avanzarán entre el 5,1y 8,5 %. Factores para esta desigualdad menciona al aumento de la pobreza, la deuda pública que alcanza 67 mil millones de dólares, el bajón educativo, la desocupación, la elevada evasión tributaria. También está el lento avance de la vacunación contra el Covid-19, debido a las dudas y temores que despierta la guerra entre las farmacéuticas.
Este diagnóstico traza para el nuevo gobierno la pauta hacia dónde dirigir su atención prioritaria: la reactivación económica. Guillermo Lasso hizo varias promesas al respecto: bajar las tasas de interés bancario, préstamos estatales al 1 % de recargo, subir a 500 dólares el sueldo básico, dar independencia al Banco Central, pagar las deudas a regímenes seccionales y proveedores, focalizar los precios de los combustibles. En buena medida su cumplimiento requiere el apoyo legislativo, donde el flamante mandatario tiene minoría, aun incluyendo al aliado socialcristiano. Y por su supuesto la aceptación social que evidenció en las urnas el resquebrajamiento político regional: la Sierra por CREO-PSC mientras la Costa con UNES.
Quedan sin embargo esperanzas para superar esta difícil coyuntura, porque hay repunte de las materias primas requeridas especialmente por China. Destaca la minería hacia donde se ha dirigido últimamente la mayor inversión externa, con cantidades cercanas a los 32 mil millones al tiempo que el barril de petróleo se cotiza en 60 dólares.
Superar los desafíos mencionados requiere consensos no siempre altruistas que ya comenzaron, pues los seres humanos nos movemos más por intereses, que desprendimientos personales o comunitarios. (O)
