Unas 3.000 personas «sembraron» este viernes el cuerpo de la gobernadora indígena Sandra Liliana Peña, asesinada el pasado martes en el caserío de El Porvenir, en el municipio de Caldono, que pertenece al convulso departamento colombiano de Cauca (suroeste).
Peña, gobernadora del resguardo de La Laguna-Siberia, lugar en el que fue enterrada este viernes, era además una defensora del medioambiente, del territorio y la paz, vinculada a procesos de erradicación manual de los cultivos de coca que abundan en esa región.
La autoridad del pueblo nasa fue enterrada un día después de que la comunidad indígena del Cauca iniciara una marcha pacífica en su memoria, jornada marcada nuevamente por la violencia en la que al menos 22 personas resultaron heridas tras el ataque armado del que fue víctima la movilización, al parecer por presuntos disidentes de la antigua guerrilla FARC.
«Despedimos con tristeza a nuestra compañera Sandra Liliana Peña», lamentó este viernes la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) al repudiar el asesinato de la gobernadora y el ataque constante hacia los liderazgos étnicos en esta región del país.
A la «siembra» de su cuerpo, como se llama en la tradición nasa al entierro, la comunidad rindió un homenaje a Peña en medio de rituales tradicionales y también fueron llevadas las 32 personas que fueron detenidas ayer por los indígenas y a las que les harán un juicio mañana por el crimen y los ataques a las comunidades de la zona.
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL CONDENA ASESINATO
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) rechazó este viernes el homicidio de la líder indígena y repudió «el ataque con armas de fuego contra autoridades indígenas e integrantes de la guardia indígena» ocurrido ayer.
«La CIDH llama al Estado de Colombia a continuar investigando los hechos con debida diligencia y desarrollar políticas con enfoque étnico para mitigar las causas estructurales de la violencia, redoblando esfuerzos para la implementación integral del acuerdo de paz», advirtió la Comisión.
Peña viajaba el martes en motocicleta cuando hombres armados le dispararon a ella y al conductor, y aunque el crimen no ha sido aclarado, su padre, Clímaco Peña, culpó a «los mafiosos» que ya le habían amenazado en alguna ocasión por su labor de defensa del territorio y oposición a la extensión de los cultivos de coca.
En el departamento del Cauca, donde se encuentra Caldono, actúan varios grupos armados, entre ellos disidencias de las FARC, bloques del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del Golfo y otras bandas criminales, que se disputan las salidas al Pacífico, los corredores para sacar la mercancía ilegal, la coca y las explotaciones mineras.
Durante esta guerra por los recursos y el territorio, estos grupos asesinan a todo quien se pone en su paso, incluyendo a indígenas, que se mantienen fieles al resguardo de su territorio.
«Frente a esta crisis estamos en minga hacia dentro, realizada de forma autónoma, sin ninguna coordinación con fuerzas militares, vamos con fuerza contra la violencia del narcotráfico. Por todos nuestros compañeros caídos», advirtió la ACIN. EFE