Al nuevo gobierno de Lasso se le presentan muchos problemas y en los más diversos campos de la administración pública. Por mi actividad profesional me resulta familiar el de la salud que es uno de los que más descuidados y el menos atendido.
Quiero insistir en la persistencia de los problemas de la Salud Pública: incoherentes políticas en el sector y reducido presupuesto para la atención al área, falta de estrategias de prevención y de una elemental coordinación de las entidades públicas de salud, baja cobertura, falta de acceso y mala calidad de los servicios básicos. Las estadísticas señalan que el 30 % de la población no tiene acceso a ellos y dos de cada tres ecuatorianos tampoco cuentan con un seguro formal de salud. Las deficiencias estructurales de la atención a la salud explican los altos índices de mortalidad infantil, materna y de prematuros, las tasas de muerte por infecciones, que podrían controlarse con medidas de prevención. La atención médica se hace en forma dispersa: Ministerio de Salud Pública, IESS, Junta de Beneficencia, SOLCA y las ONG, Fuerzas Armadas y los servicios privados. Además, el 25 % de la población se encuentra en la exclusión y completo abandono.
Sería fundamental pensar en el aseguramiento universal para brindar salud al 100 % de los ecuatorianos, mediante la mejora de los servicios públicos; para ello son imperativos el incremento del presupuesto de la salud y la mejora de los salarios de médicos y personal paramédico, con el objeto de optimizar la atención y llevarla a la excelencia. Además, se debe ampliar la cobertura de los seguros públicos y privados, para que sea un remanente mínimo el que se mantenga en espera de la atención directa del Estado.
Si se controlara la corrupción y se recuperara lo robado se dispondría de algunos miles de millones para invertir en salud. (O)