1- El Apocalipsis se adelantó en Cuenca. Sucedió el pasado fin de semana luego de que el gobierno decretara el confinamiento de sábado y domingo. Mucha gente se lanzó a supermercados y tiendas a comprar para enfrentar el fin de los tiempos.
2- Como secuela del confinamiento en los supermercados desapareció el papel higiénico. Una extraña y compleja reacción sicológica hace que algunas personas asocien confinamiento con higiene de su parte trasera. Los científicos algún día descifrarán qué extraños mecanismos coprológicos se activan en estas mentes. Pero que se activan, se activan.
3- Fueron dos días. No dos semanas, ni dos meses o dos años, pero algunas personas se aprovisionaron como que venía un sunami. Muestra lo poco preparados psicológicamente que estamos como pueblo para una desventura. Es que no hemos vivido grandes tribulaciones, guerras, ni cataclismos.
4-La gente se volcó a las calles el viernes por la tarde en carros y motocicletas. Nadie sabe a dónde iban, pero iban. Iban y venían aturdidos y alelados. Las calles se tornaron en un caos como si se hubiera abierto el séptimo sello del Apocalipsis.
5- Unos pocos aprovecharon para farrear. ¡En la parroquia Quingeo se reportó una fiesta al grito de !viva el COVID! Ojalá identifiquen a esos alegres irresponsables y les manden a la cárcel de Turi o les hagan trabajar limpiando un Hospital en donde el personal de salud trabaja agotadoramente y mucha gente muere diariamente.
6- La inmensa mayoría -en buena hora-reaccionó bien. Como debe ser. Aprovechó para reflexionar. Para leer. Para invertir bien el tiempo libre. Para valorar el privilegio de simplemente estar en casa. Y para pensar que es un sacrificio mínimo el que se nos pedía frente a miles de enfermos y fallecidos o al personal de salud que libra una gran batalla solidaria. (O)