Es miércoles por la madrugada y Camila S. (identidad protegida), no logra conciliar el sueño a pesar de que tomó los relajantes musculares y las gotas tranquilizantes que le recetaron para dormir. ¿La razón? No deja de pensar en la reunión que tendrá por la mañana con sus jefes, en la que tendrá que soportar maltratos un día más: “Con mi compañera (de trabajo) les pusimos ‘los miércoles de humillación’ porque son literal, así. Me baja la presión, me siento mareada y no es hasta que salgo de la reunión que me siento un poco aliviada. Él (el gerente) nos dice que no servimos, que no tenemos materia gris”, cuenta Camila S. Ella presenta síntomas de lo que los profesionales llaman “mobbing” o “acoso laboral”.
“Se entiende por acoso laboral, a todo comportamiento atentatorio a la dignidad de la persona que ocasione menoscabo, maltrato, humillación o un perjuicio en la situación laboral”, dice la Ley Orgánica Reformatoria del Servicio Público y al Código de Trabajo, que busca proteger a trabajadores como ella. “Debe ser reiterado, es decir, repetirse varias veces para ser considerado acoso laboral”, explica Xavier Bermúdez, coordinador zonal 6 del Ministerio de Trabajo; y, aclara que es importante que el denunciante “tenga claro si en su caso existe de verdad acoso laboral o si el trabajador está confundiendo la situación con otra situación, como una discriminación”, que también puede ser denunciada.
“En la discriminación, hacen sentir mal a la persona por su raza, condición sexual o cualquier otra función como su condición étnica o religiosa”, diferencia Bermúdez. En 2019, 20 de cada 100 mujeres eran víctimas de acoso laboral y el 97 % de ellas no lo denunciaban, según datos compartidos por el Ministerio del Trabajo.
“El acosador lo hace intencionalmente, no es que no se da cuenta”, dice la psicóloga laboral Rossana García.
“Son cosas que pasan en toda empresa privada, parece que ustedes no hubieran trabajado en otro lado”, le dice a Camila S., el jefe de su departamento quien, junto al gerente de la empresa, es responsable de tratar así a sus empleadas.
“No es algo nuevo, existe desde que comenzó el trabajo; simplemente en la actualidad se visualiza más porque hay leyes que amparan a los empleados y la gente ha empezado a denunciar”, explica la psicóloga García. “Lo más común es que les griten, que se porten groseros, que les hagan sentir de menos”, dice la profesional y aclara que esa no es la única forma de hacer mobbing. “La persona se vuelve una víctima, llega a tener complicaciones de salud y recibe intimidación al punto de querer renunciar, el acoso laboral es ya hostigar a la persona”, explica el coordinador zonal de Trabajo en el Austro del país.
“Pero hay muchas formas y algunas han estado presentes en esta pandemia al máximo porque en las empresas, a causa de la crisis económica, se ha buscado desvincular a personal”, dice la psicóloga García. Según la profesional, acoso laboral también es: cambiar los horarios de trabajo con el fin de complicar al empleado, cambiarle de sucursal a una que le quede lejos sin su consentimiento, ponerle tareas que no le corresponden o para las cuáles no está preparado a nivel profesional, no permitirle participar en las reuniones y otras tantas situaciones más. “Nos ponen a hacer cosas en las que nunca hemos trabajado y nos dicen ‘¿cómo es que no pueden?’”, cuenta Camila S.
Tanto ella como su compañera y todos los empleados que actualmente reciben acoso laboral, pueden denunciar: “Las personas que sufren acoso laboral, pueden ir al área de Talento Humano de sus empresas, presentar su caso y esta área está en la obligación de investigar todo esto. Si la persona se da cuenta de que no está atendida como quisiera, puede ir directamente al Ministerio de Trabajo”, explica la psicóloga Rossana García.
“Lo primero que se debe hacer es hablar con el inspector para que la persona afectada tenga la posibilidad de ser orientada”, dice Bermúdez. Cuenta que los afectados se pueden asesorar en el “Ministerio Virtual”, una plataforma con la que pueden ser atendidos por funcionarios como inspectores laborales para este y otros trámites, a través de la plataforma web Zoom de una manera ágil de 08:00 a 16:00, de lunes a viernes.
Síntomas del acoso laboral
“Estoy nerviosa, de malgenio, no tengo ganas de hacer nada, estoy muerta de susto, me he pasado llorando, me enfermé del estómago, bajé de peso, empecé a tener dolores de espalda terribles”, cuenta con una voz apagada Camila S. “Fui al médico del seguro, le comenté la situación en mi trabajo y me dijo que por qué no renuncio. Pero, yo digo que es por la época, la necesidad que me mantiene ahí porque, créame, que si no tuviera necesidad yo hubiera renunciado el año anterior”, dice con pesar, pues, es madre de tres niños. “A veces, mis hijos quieren jugar, pero, yo no puedo estar con ellos”, cuenta.
“El acoso laboral lo primero que daña es la mente de las personas, luego somatiza en enfermedades, pero, lo primero que hacen es acabar con la autoestima de la persona”, explica Bermúdez. La psicóloga laboral Rossana García enumera, entre otros, los síntomas más comunes de una persona que es acosada laboralmente: dolor de cabeza frecuente, irritabilidad, estrés, insomnio, dormir menos de cinco horas al día, gastritis, colitis, dolor de espalda y ausentismo, pues, al enfermarse, falta al trabajo.
“La persona cuando está en un ambiente así, no tiene la misma productividad que alguien está en un buen ambiente”, explica la profesional de la salud y añade que puede pasar que quienes son víctimas de acoso laboral “justifiquen el porqué de sus dolencias”, dejando de lado la razón principal, que es el ambiente en donde trabajan.
En los últimos cuatro años, solo se han presentado siete denuncias de acoso laboral en la zona del Austro, según datos oficiales. El coordinador zonal de Trabajo explica que esta cifra solo puede evidenciar una cosa, que “la gente no actúa”. La psicóloga García explica que “no denuncian porque sienten que es una pérdida de tiempo al ver que su acosador es una persona inamovible”. El miedo a denunciar es normal. “La gente que denuncia es muy valiente porque es una situación complicada; son valientes de ir y contar su versión” y enfatiza que los trabajadores no deberían soportarlo porque, de por medio, está su salud.
La solución: denunciar
Una persona que sienta que está siendo víctima de acoso laboral, puede seguir un procedimiento para solucionar su situa- ción: “Lo primero que debería hacer es hablar con el inspector de trabajo y orientarse”, explica Bermúdez, pues, hay casos en los que no existe acoso laboral o se trata de una situación diferente.
Una vez que la persona ha identificado que existe acoso laboral, tendrá que buscar ayuda legal: “Ir a la Defensoría Pública, en donde dan gratis asesoría a los trabajadores legales. Nosotros recomendamos ahí y los consultorios públicos gratuitos, pero, cuando es un caso fuerte, recomendamos ir a un buen abogado para que pueda ejercer bien sus derechos”, dice Bermúdez y enfatiza en la importancia de buscar la asesoría legal correcta. “Necesita un buen abogado para que entienda cómo hacer que esa prueba sea válida en criterio del inspector”, dice.
La persona que denun- cia puede seguir varias vías: “La primera es el acoso laboral como trámite de visto bueno; si se logra probar, termina la relación laboral y se pasa un informe ante el juez de trabajo para generar un despido intempestivo”, explica. “El otro es un procedimiento que el trabajador tiene que poner y ver requisitos de admisibilidad”, cuenta.
“Y la sanción es una multa… El Director Regional de Trabajo impondrá multas de un mínimo de tres y hasta un máximo de veinte sueldos o salarios básicos del trabajador en general; es decir, hasta 8 mil dólares de multa”, explica Bermúdez, acerca de lo que pasaría en caso de comprobarse el acoso laboral bajo este procedimiento.
Actualmente, en Ecuador las mujeres pueden ser defendidas con el “Protocolo de prevención y atención de casos de discriminación, acoso laboral y toda forma de violencia en los espacios de trabajo”.
“Nadie se muere de hambre aquí. Pasaremos por malos ratos, pero, la persona es lo primero. No pongamos lo material o el dinero primero y digamos ya me tengo que aguantar, ese es un mal consejo. El mejor consejo es la persona, su mente, sus capacidades y su autoestima”, dice el coordinador Zonal 6 del Ministerio de Trabajo. “Seguro ella tiene experiencia, tiene que ver lo valiosa que es, hacerse valer por lo que es, ver que no va a poder vivir así, que va a terminar con alguna enfermedad que le va a costar muchísimo”, dice la psicóloga laboral Rossana García. -(I)