En estos aciagos días en que la pandemia encierra a la gente, vale la pena tener en cuenta unas pocas recomendaciones para quienes necesitan usar Zoom, Skype o cualquier otro sistema de videocoferencias:
1- Cuando le vean con cara de ocioso y le pregunten que qué ha hecho, dígales con aplomo que viene de varias reuniones de trabajo vía zoom. Dependiendo de la cara del que le pregunta puede citar plataformas más exclusivas, como Teams.
2- Cuando tenga que unirse para una teleconferencia, primero escoja un sitio apropiado. Cerciórese que pagó el servicio y que tiene buena conexión de Wifi. La señal debe ser suya y no pirateada del vecino.
3- Disponga que todos hagan silencio en la casa y que los guaguas y los perros estén bien comidos para que no empiecen a gritar o ladrar mientras usted sostiene una conversación profunda o una sesuda ponencia.
4- Busque tener atrás de usted, libros. Le darán un aire de intelectual. Busque libros buenos y vistosos y no malos, porque como decía la Inquisición y las dictaduras latinoamericanas de ayer y de hoy, los malos libros confunden a los hombres, les apartan de las sanas costumbres y les despiertan ideas perniciosas que van contra la seguridad de las almas y del Estado.
5- Si le piden el ID de la reunión no crea que se trata del número de afiliación a la Izquierda Democrática.
5- No se le ocurra tener de fondo un florero y otros adornos en vez de libros. Pueden acusarle de ser un pequeño burgués, neoliberal, partidario del Fondo Monetario, amigo del imperialismo y que es del Opus Dei.
6- Finalmente, jamás olvide apagar el micrófono cuando no esté hablando. Pueden escapársele comentarios como el de aquella vez que una autoridad universitaria se burló de un legislador por tener una ropa y un fondo de pantalla “cholísimos”. (O)