Como suele suceder, éstos son días llenos de ansiedad, de agitación, el tiempo cobra otra dimensión, es como un estar y no estar y hasta el espacio empieza a estrujarte en espera de tan ansiado fin. En estos momentos, los últimos del señor Moreno en Carondelet deben ser aterradores. Con sus más íntimos amigos y colaboradores investigados por corrupción –¡como si no le sobraran los problemas!– descubre aún más su extrema debilidad como gobernante al atosigarnos de propaganda sesgada –como en el mejor de los tiempos correístas– con la fallida intención de negar la cruenta recesión económica y la profunda crisis ética en la que nos encontramos y, esto, luego de presentar una especie de informe de labores en el extranjero porque aquí ni siquiera en el Palacio de Gobierno le creen. Cómo estará contando las horas para ir en búsqueda de un “mejor pueblo” porque por estos rumbos le expulsaron de su partido, tiene el más bajo nivel de credibilidad para un Presidente saliente, los precios de los combustibles, pasajes y del pan están incrementándose, hay millones de niños en grave desnutrición, las cifras de desempleo crecen, hay familias que apenas consiguen dos dólares diarios mientras la pandemia desnuda una quebrantada y caótica institucionalidad. Cómo no intentar entender su urgencia por encontrar ese “mejor pueblo” que no le refleje cada instante el momento que aceptó ser candidato del señor Correa. (O)