Traumatizados por el funesto impacto que tuvo en 2003 el SARS, los hongkoneses reaccionaron rápidamente en enero del pasado año, cuando otro coronavirus empezaba a hacer estragos en la vecina China continental.
Las mascarillas proliferaron, al igual que los desinfectantes de manos, una pronta reacción que sus habitantes relacionan con el número relativamente bajo de infecciones en la ciudad semiautónoma.
Ahora, sin embargo, y a pesar de contar con disponibilidad de vacunas para la covid, los hongkoneses parecen no tener prisa a la hora de inocularse y la campaña de vacunación avanza lenta: solo un 11,2 % de la población (unos 730.000 residentes) contaba con la pauta completa a día de hoy.
Una tasa muy por debajo de otro importante centro financiero regional como Singapur, cuyas cifras rondan el 22 %.
UN ESTATUS EN PELIGRO
Estas reticencias preocupan entre las autoridades y el sector económico de la excolonia británica, ya que esta falta de vacunación podría dañar más aún su posición como centro financiero, ya tocada tras las multitudinarias manifestaciones antigubernamentales de 2019.
«Si fueras un ejecutivo regional en Hong Kong que lleva sus negocios desde aquí, y no puedes volar por Asia o volar a tus oficinas centrales para rendir cuentas, ¿pensarías en quedarte en Hong Kong o te irías a otra parte», comentó recientemente el director de la Autoridad Monetaria de Hong Kong, Eddie Yue.
En la misma línea se expresa el columnista CEO Ching, que teme por la competitividad del territorio si la tendencia a no vacunarse continúa.
«El mundo está ahora tratando de aumentar las tasas de vacunación. Las consecuencias de una baja tasa saldrán a la luz pronto», adelanta.
«Si Hong Kong no se reengancha y no se levantan las restricciones para viajar -alerta-, muchos sectores lo van a pasar mal. Las aseguradoras, por ejemplo, podrían perder muchos clientes de la China continental en favor de Macao, que ahora está abierto para ellos».
En su opinión, el Gobierno hongkonés tampoco ha sabido incentivar a la gente para que acuda a vacunarse, más allá de permitir más amplios horarios de apertura para restaurantes y lugares de ocio si el personal y los clientes están vacunados.
«Ni siquiera podemos considerar a eso una iniciativa. Son medidas que fuerzan a la gente a vacunarse. Hace falta algo atractivo para motivarles, pero aún no hemos visto nada de eso», zanja.
MIEDOS POR CASOS AISLADOS
El caso de Hong Kong no se debe a falta de vacunas, o problemas logísticos, o falta de personal, pero algunas noticias sobre personas que tuvieron problemas médicos tras vacunarse aparecidas en la prensa en los últimos meses han creado ciertos miedos entre la población.
Según una encuesta realizada por un grupo médico local entre 718 adultos sin vacunar, el 76 % respondieron que temían no estar suficientemente sanos como para recibir las dosis.
Solo un 29 % dijo que se vacunaría, mientras un 34 % no lo haría y un 35 % se mostró indeciso.
«Soy relativamente joven y más o menos estoy sana, ¿para qué me voy a arriesgar? Solo lo haré cuando no quede más remedio», asegura a Efe Flora, quien regenta un salón de belleza y a quien preocupan esas noticias.
MÁS RIESGO SIN VACUNAR
A fecha de 2 de mayo, las autoridades sanitarias hongkonesas habían registrado 28 muertes y 9 abortos entre personas que habían recibido recientemente la vacuna para la covid, pero el Gobierno local aseguró que ninguno de esos casos estuvo relacionado con el antígeno.
Para el epidemiólogo de la Escuela de Sanidad Pública de la Universidad de Hong Kong Ben Cowling, los riesgos de no vacunarse son mucho mayores.
«No podemos volver a los tiempos prepandémicos hasta que no tengamos una amplia mayoría vacunada, porque si no nuestra población seguirá siendo vulnerable a infecciones», apunta.
Y hasta que eso se logre, sostiene, «habrá que seguir llevando mascarillas, habrá que hacer cuarentena al llegar, y medidas como mantener distancias de seguridad en caso de rebrotes».
El analista político Leung Kai-chi opina que las dudas sobre si vacunarse o no entre los residentes de Hong Kong se deben también a la mala imagen del Gobierno, que en el último año ha puesto en marcha medidas diseñadas por Pekín para asfixiar a la oposición política.
«Ahora mismo, la popularidad del Gobierno es tremendamente baja. La gente no se fía de ellos. Además, no somos la India. Las tasas de infección son bajas (menos de 12.000 contagios y 210 muertos hasta la fecha) y la gente no ve la urgencia», asegura Leung a Efe.
«Me siento culpable de nuestras dudas -reconoce el analista-. Tenemos la suerte de contar con vacunas a nuestra disposición y no las usamos». EFE