Si antes de la emergencia sanitaria algunos de los museos de la ciudad no la estaban pasando bien por la falta de los recursos económicos que se requieren para su sostenimiento, con la pandemia encima la situación se ha agravado.
El Museo Pumapungo, el Museo de las Conceptas y el Museo Agustín Landívar son algunas de las instituciones que han tenido complicaciones en los últimos meses para alcanzar sus objetivos de funcionamiento.
Problemas de infraestructura, recursos para contratar y pagar al personal, y dinero para crear proyectos forman parte de la realidad de los lugares que custodian el patrimonio de Cuenca.
“Nosotros desde el 2013 estamos con problemas, pero el 2020 fue fulminante. Tuvimos que mandar a las personas que nos ayudaban y solo me quedé yo”, dijo Mónica Muñoz, director del Museo de las Conceptas, que tuvo un funcionamiento intermitente por las restricciones sanitarias, pero principalmente porque no se contaba con el personal suficiente.
Solo para cumplir con los requerimientos básicos, el Museo de las Conceptas necesita anualmente 60 000 dólares que no se logra reunir desde hace ocho años. Ante esa realidad, a Muñoz no le quedó más que cerrar las puertas y buscar nuevas alternativas encaminadas en la investigación por parte de estudiantes, académicos y público en general.
Sin personal
En la misma situación se encuentra el Museo Agustín Landívar, que es administrado por la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay. Las puertas del espacio que alberga uno de los tesoros más importantes que tiene Cuenca están cerradas, ya que el dinero no alcanza para cumplir con todas las necesidades.
Con los recortes presupuestarios que tuvo el Núcleo del Azuay en el 2020 y 2021, la institución solo ha podido dar mantenimiento a los espacios que, según el director de la Casa de la Cultura, Martín Sánchez, fueron mal administrados en la dirección pasada.
Sin embargo, ante esa realidad, el Núcleo del Azuay llevó adelante un estudio y una propuesta para cambiar la fachada que rodea a las ruinas que están bajo custodia del Museo Agustín Landívar, y conectarlas con la zona.
“Nosotros terminamos el estudio a finales del 2020 y buscamos el financiamiento de colectivos privados de la ciudad, dado que las opciones que hemos buscado en espacios gubernamentales o públicos, como la Alcaldía y la Prefectura, no llegaron a tener en su momento oídos”, dijo Sánchez.
El director del Núcleo del Azuay agregó que, sin recursos y sin el personal adecuado, el sostenimiento de los museos es complejo, y más aún cuando las instituciones dependen del centralismo.
“En el caso de la provincia del Azuay tenemos una persona que está teniendo tres emplazamientos de museos y galerías, mientras que en Quito, un solo museo, en un solo emplazamiento se mantienen 40 personas”, dijo Sánchez.
«Reimaginar«
Si bien los museos públicos y privados de Cuenca tienen problemas, en algunos casos estos espacios se han “reimaginado”, que es lo que ha recomendado el Consejo Internacional de Museos en el Día Internacional de los Museos, que se celebra este 18 de mayo.
Por ejemplo, el Museo de Arte Moderno, que hasta la semana pasada fue administrado por Gabriela Vázquez, se propuso llevar a cabo una exposición en donde primen los colores y los espacios lúdicos.
El trabajo de Vázquez y su equipo fue alabado por los visitantes, principalmente niños, porque se rompió con el concepto de que el museo es un espacio serio y silencioso, y se dio paso a que el público pueda interactuar con las obras que guarda la institución.
Otro de los trabajos que tuvo acogida fue el Museo Remigio Crespo. El equipo técnico liderado por Ximena Pulla aprovechó de las herramientas digitales para conectarse con los niños y explicarles lo que hacía el museo de una manera lúdica.
“Lo que tenemos que hacer es repensar y buscar la manera de llegar a nuevos públicos, que son los jóvenes, los adolescentes, los niños. Tuvimos una buena acogida porque los niños estaban interesados en los trabajos que se cumplen dentro de los museos”, explicó Pulla a diario El Mercurio.
En una siguiente etapa que está siendo trabajada, el museo presentará un proyecto con el que se buscará que los adolescentes y jóvenes se involucren con la poesía y la literatura. Este será llevado a cabo en octubre de este año.
Distintas propuestas en nuevos museos
Siguiendo con el mismo concepto de reimaginar espacios, en Cuenca surgieron dos lugares que buscan sostenerse y ofrecer algo distinto a los públicos: el Museo de Juguetes y el Museo del Cacao.
En el caso del primero, el espacio ubicado en la calle Mariscal Lamar, 21-45 busca mostrar todo tipo de juguetes y antigüedades. El objetivo de su dueño, Juan Flores Quezada, es que los visitantes recuerden su niñez a través de los objetos que él colecciona hace más de 15 años.
En cambio, el objetivo del Museo del Cacao, que funciona en las calles Juan Jaramillo y Hermano Miguel, es que se conozca el proceso histórico por el que ha pasado el cacao, desde el denominado boom cacaotero hasta estos días pandémicos. Ese espacio es administrado por Jhoana Cruz. (I)