Una nueva fosa con 70 bolsas con restos humanos en su interior revive el dolor de los desaparecidos en el estado de Jalisco, entidad con el mayor número de personas no localizadas y de cuerpos encontrados exhumados en México.
En una finca abandonada en el municipio de Tonalá, a unos 15 kilómetros de la capital Guadalajara, peritos del Servicio Médico Forense escarban este miércoles con palas entre la tierra para encontrar más indicios de cuerpos enterrados.
Los cuerpos de al menos 11 personas han sido reconstruidos de los restos encontrados en las bolsas, aunque los peritos forenses presumen que, por las condiciones del terreno, podría haber más envoltorios y más restos.
La fosa fue hallada por agentes de la Fiscalía General de Jalisco tras una denuncia de los vecinos, quienes detectaron olores fétidos en el terreno que se anuncia como un lugar de compra de chatarra y plástico tipo pet, indicó el martes el fiscal Gerardo Octavio Solís.
Esta es solo una de las al menos tres fosas que se han encontrado en la entidad en lo que va del año y que evidencian la crisis de desaparecidos en la entidad.
LÍDER EN DESAPARICIONES
Según el reporte de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación mexicana, Jalisco es el estado con mayor número de personas desaparecidas y fosas clandestinas en México, al sumar 12.105 casos entre el 15 de marzo de 1964 y el 8 de abril del 2021, de las cuales 3.096 son contabilizadas desde diciembre de 2018.
En 2020 fueron recuperados 433 cuerpos de personas enterrados en fosas clandestinas en Jalisco, es decir, en la entidad concentra 42,96 % de los 859 cadáveres encontrados a nivel nacional en este tipo de lugares, asegura el reporte dado a conocer el 7 de abril.
De acuerdo con la Fiscalía del 3 al 9 de mayo recibieron 66 denuncias por la desaparición de 76 personas, de las cuales fueron localizadas 67, once de ellas sin vida.
MÁS CASOS EN UN MES
A inicios de mayo, el caso de los tres hermanos González Moreno que fueron sustraídos de su casa por un grupo de hombres armados y encontrados sin vida en una carretera de la entidad dos días después, provocó la movilización e indignación de la sociedad jalisciense.
En tanto, el pasado fin de semana se dio a conocer el caso de los hermanos José de Jesús y Abraham Covarrubias que fueron privados de la libertad en marzo pasado afuera de su casa, en Tonalá, y de quienes aún se desconoce su paradero.
También en marzo, en el municipio de Tepatitlán fue encontrada sin vida y con signos de golpes en el cuerpo la maestra Cristina Sánchez González, quien había sido reportada como desaparecida en Tlaquepaque, en diciembre de 2020, aunque sus familiares pudieron reclamar su cuerpo hasta el 9 de mayo pasado.
Familiares de víctimas de desaparición han optado por colaborar en el trabajo de búsqueda y exhumación de víctimas en las fosas con la intención de agilizar la localización y posterior identificación forense.
Sin embargo, el trabajo en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses «es lento, carece de tecnología y no favorece la pronta recuperación de los cuerpos», dijo a Efe Guadalupe Aguilar, representante de la organización Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos de Jalisco durante una protesta.
De acuerdo con el informe ¿Quiénes son? de la organización civil Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, Jalisco representa un reto importante en materia forense pues no hay un proceso de búsqueda, identificación, notificación y entrega de los cuerpos o restos óseos de personas fallecidas a sus familiares.
La organización recomendó al Gobierno del Estado de Jalisco reconocer «las características que evidencian la situación de la crisis humanitaria forense» en la entidad y buscar «acciones para mantener la memoria y dignificar a las víctimas».
La entidad, que alberga a la zona metropolitana de Guadalajara, la segunda más poblada del país, es sede del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerado el grupo criminal más poderoso de México. EFE