Reza algún dicho popular que mal paga el diablo a sus devotos. Y lo digo pensando en esta nueva Asamblea Nacional que, no dio tiempo a que los legisladores encuentren su curul, para iniciar una cruenta lucha de poder en la que, todas las alianzas fraguadas en las últimas semanas, quedaron por los suelos. Y es que, ya que estamos en esto de los dichos luciferinos, una cosa es llamar al diablo y otra verle llegar.
La cosa pasó, según dicen, en casa del asambleísta Kronfle, donde Lasso, Nebot y Correa (así de paso nos contaron que se reunieron con el tesorito) acordaron el reparto de la Asamblea. Y luego, llegada la hora, se les durmió el diablo (sí, seguimos con los dichos), y los asambleístas de CREO encontraron una gran afinidad con el bloque ID + Pachakutik (una cosa, así como centro derecha izquierda) forzando una alianza en minoría PSC-UNES (populismo vintage + populismo 2.0 podríamos decir). Luego, como era de esperar, el abogado, jefe en la práctica del bloque PSC, acusó a Lasso (el que estaba parado a su izquierda el día de las elecciones) de no tener palabra y el Mashi hizo lo propio (desde el ático, por supuesto).
Y claro, uno esperaría que, los acuerdos se hagan bajo algún parámetro coherente, como por ejemplo afinidades ideológicas o similitudes en las agendas legislativas, sobre todo si ponemos sobre la mesa el hecho de que los nuevos asambleístas se hacen cargo de una institución que tiene, a los ojos del pueblo, un 2 % (si, dos por ciento, dos) de credibilidad. Es decir que solamente dos de cada cien ecuatorianos es todavía lo suficientemente incauto o impertérrito optimista, como para pensar lo que allí se ha defendido en los últimos doce años han sido los intereses de la gente. O no al menos, los de toda la gente. Usted sabe a qué me refiero.
Pero bueno, esas son cosas del pasado. Ahora hay gente nueva, o casi. Y eso nos obliga a todos a darles una oportunidad. Seguramente, esta vez, no nos defraudarán. No lo harán.
¿No, verdad…? (O)
