Antes de mi estrecha colaboración con el Banco del Austro en varias ediciones del Festival de la Lira, no tuve mayores contactos con Juan Eljuri Antón, la persona más importante de la Institución, y, naturalmente, de ese magnífico intento de recuperar un acto emblemático de la Cuenca tradicional.
Habiéndonos encontrado en una ocasión, hacia 2011, más o menos, me preguntó por qué no asistía a los actos de la Lira, que acaso no me habían invitado, le dije que sí iba, pero que no me agradaban mucho los egos de algunos internacionales, y le conté que, en una conferencia, uno de ellos pasaba revista a la poesía de Hispanoamérica; alguien le preguntó por qué no incluía a Jorge Carrera Andrade, poeta grande del Ecuador, y él, con toda la desfachatez, le respondió: “¿Y quién es Jorge Carrera?”
Eljuri se molestó, y dijo “hay que evitar esos excesos”, y, de hecho, se evitaron.
Recuerdo las veces que estuvimos juntos en distintas acciones futuras, la alegría enorme que mostraba en los recitales al aire libre, la felicidad de saber que aquello que organizaba el Banco de su responsabilidad era apreciado por la comunidad, como un aporte cultural, como algo que se lo entregaba desde su gran corazón. Sí, porque los Festivales de la Lira, si bien pudieron tener un lado social, indiscutiblemente, fueron, sobre todo, un gran aporte intelectual, apreciado y recibido gozosamente por estudiantes, gente de arte, maestros, por quienes hacen desde siempre la CULTURA con mayúsculas de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
Por ello, evoco un momento muy particular, la noche en que lo vimos estupefacto, ante los poemas que decían autores y autoras en los patios del Cidap, en medio de música, fuegos de artificio y draquecitos, y él le dijo emocionado a mi esposa: “Es maravilloso”, y ella repuso “¡Sí, Juan, y es Gracias a Usted!”
Sí, ¡gracias a ti, querido amigo, y lo repito, a lo lejos, en medio de las nieblas de la Eternidad, gracias a todo el empeño que pusiste en esos Festivales, que te iluminó resucitarlos el fuego eterno de tu maestro Efraín Jara, y en los que fuiste secundado por tanta gente digna de reconocimiento! ¡Gracias! ¡Seguro que el Banco del Austro te rendirá el mejor homenaje, organizando una nueva y brillante convocatoria! (O)