Esta Ciencia mecánica es el estudio del equilibrio y el movimiento de los fluidos, con técnicas de conducir, contener, elevar y aprovechar las aguas. Nuestra Cuenca fue una especie de Mesopotamia en la pre Hispania y en su fundación se cita a este recurso, y con los cambios de uso de suelo, expansión de frontera agrícola y explosión demográfica, además de la ausencia de una correcta planificación y cumplimiento del respeto de cada ecosistema y sus recursos, hemos observado que se irreverenció, ayer y hoy, muchos de los aspectos vinculados con la naturaleza. Son ultrajadas las orillas riparias, los cursos de los ríos y sus bordes con paredes pétreas que aceleran el flujo hídrico que cobrará en un siguiente tramo y con más turbulencia.
Existe el apoderamiento de orillas por parte de personas particulares e instituciones que irrespetan los márgenes y áreas “protegidas”, ocasionando daños a veces de alto costo tanto ambiental como de riesgo y deterioro para caminos, puentes, viviendas y aún vidas humanas.
No es extraño encontrar construcciones en quebradas, “ganándole al flujo natural” y cosechando tragedias a futuro para los damnificados violadores de leyes y elemental respeto por la Naturaleza.
Así como el manejo del Machángara por parte de ELECAUSTRO es ejemplar a nivel internacional en términos de hidroelectricidad, riego, potabilización, almacenamiento hídrico, impedir inundaciones, educación ambiental y ayuda a los propietarios de terrenos aguas abajo de este río situado al norte de la urbe, es impostergablemente cuidar el recurso hídrico y prevenir daños ambientales en una Cuenca susceptible de tragedias como las que hemos vivido estos días. La destrucción de bosques nativos, y el uso inadecuado de zonas de inundación, produce daños ambientales de magnitud. (O)
