El comienzo del período presidencial no necesariamente es el de una nueva época, resulta ser por lo común el continuismo de otros actores y muchas veces desafortunado, por eso en este proceso histórico que se inició el lunes 24 de mayo del 2021, debemos enfatizar en lo que debe ser y es el comienzo de una nueva época, tanto porque eso significa pasar de manera cierta del dominio del caudillismo y sus secuelas, a la ejecución real de la voluntad democrática de la sociedad civil, como porque lo que se pretende hacer es una clara definición institucional del poder público. Es lo que se define con la toma de posesión presidencial de Guillermo Lasso Mendoza.
En su discurso de posesión enfatizo la necesidad de servir a la Patria y a todos en una sociedad del encuentro, de la cooperación, del diálogo, de la razón, sin perseguidos ni perseguidores, en que se debe actuar con libertad y responsabilidad ética, con transparencia, porque se tiene la conciencia de actuar honestamente. Se está viviendo con otros actores, con líderes y conductores al servicio del bien común.
Con maestría, nos diseñó su programa de acción, salud para todos, educación, trabajo e inversión productiva. Los que más tienen, aportando al interés común, son sus líneas maestras, rescatando los derechos de los excluidos, con un cambio y una esperanza para todos, en especial mujeres, niños, ancianos, con el punto esencial de su dignidad en la perspectiva de la República Democrática que nuestros próceres iniciaron hace 199 años, con el acervo de la Ilustración y de los valores fundacionales de nuestra Patria. Con sentido realista nos diseñó el programa inmediato de la vacunación de nueve millones de ciudadanos, para así reconstruir una sociedad de fortaleza y vigor progresista. Puso la nota para esta etapa de nuestra historia al afirmar con entereza que solamente aspira a ser el PRESIDENTE de todos los ecuatorianos. Sin caudillismos, oropeles corrupción y corruptos. Comienza una nueva Historia. (O)