El primer día en Carondelet el presidente Guillermo Lasso, empezó a ejecutar sus políticas de gobierno con varias decisiones, entre ellas, la nueva Ley Orgánica de Libertad de Expresión y Comunicación que pretende defender, promover y garantizar los derechos de los comunicadores como un derecho ciudadano establecido en la Constitución y el marco normativo internacional.
La nueva ley no deroga totalmente la Ley Orgánica de Comunicación del 2013, se trata de dos leyes adicionales: la Ley Orgánica de Libertad de Expresión y Comunicación y la Ley de Publicidad, Producción Nacional y Espacio Radioeléctrico. La antigua ley se refería a la comunicación como un servicio público, la nueva la ve como un derecho con mecanismos de ratificación de opiniones y comentarios emitidos por periodistas.
Se espera que, con la nueva ley los medios de comunicación abandonen el control estatal, puedan autorregularse y cumplir con la ética periodística, y que se trabaje en la incorporación de medidas que garanticen la seguridad del periodismo. Esta nueva ley incorpora y reforma algunas normativas con enfoques actualizados que responden a la realidad contextual que han enfrentado durante los últimos acontecimientos los periodistas y medios de comunicación; por ejemplo, el derecho a la inviolabilidad y secreto de las comunicaciones personales en redes sociales y servicios de telecomunicaciones. (O)
