Por Luna Piedra
Es jueves por la noche en el Parque Calderón y la banda de pueblo empieza a tocar en una de las esquinas del punto que marca el centro de Cuenca. Más allá se ve un castillo de colores, construido con papeles, fuegos pirotécnicos y carrizos, en la parte más alta dice “Gloria al Santísimo”. En el piso se ven pétalos de rosa, conocidos tradicionalmente como “chagrillo”, que marcan la ruta que recorre el Santísimo después de la misa en la Catedral Nueva. Alrededor del parque están instaladas muchas carpas, 210 para ser exactos, cada una con su respectiva dueña o dueño. Dentro de las carpas las abejas se pasean sobre deliciosos y coloridos dulces de corpus. Más allá, en la Plaza de las Flores, están ubicados los puestos de juegos tradicionales y huele a “chuzo” o carne en palito. Levanta su cabeza y en lo alto se ve una luz, es un globo de papel perdiéndose en el cielo. Este debió ser el escenario en Cuenca el pasado fin de semana, pero estamos en pandemia. ¿Cuál es el origen del Corpus Christi, una festividad nuevamente está ausente en este 2021 y cómo se ha celebrado este año en Cuenca?
Origen
“La fiesta de Corpus Christi se instituye con la Fundación española de Cuenca y con las mismas costumbres que en España”, explica la investigadora y experta en comidas tradicionales Nydia Vázquez. Cuenca, que antes de ser conquistada se llamó Guapondelig, fue fundada bajo este nombre por los españoles en el año de 1557 y con su conquista llegaron también varias tradiciones españolas, incluyendo el catolicismo. “Se llama Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca o ciudad Eucarística, le conocían así por todas las iglesias que tiene”, explica Vázquez. Pero ninguna ciudad de España ni del mundo celebra esta fiesta como se la celebra en la ciudad de Cuenca, Ecuador: “Empezamos a investigar y vimos que no hay en el mundo un festival así de grande, tan grande como 210 carpas que se instalan alrededor del parque y en donde están 10 días vendiendo dulces” explica Angélica Ordóñez, directora de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca. Es por esto que decidieron llamarle “La fiesta más dulce del mundo”, cuenta Ordóñez.
“Muy poco es de aquí, los españoles vienen con todas las costumbres”, explica Nydya Vázquez. “El Septenario o la Fiesta de Corpus Christi son siete días, o sea comienza un jueves noche y termina un jueves” explica Angélica Ordoñez, “pero la venta de dulces en los últimos años se extendió hasta el siguiente domingo, es decir diez días de venta de dulces”, dice. La fecha de esta fiesta, que se celebra a veces a finales de mayo y otras veces en junio, dependiendo del calendario eucarístico coincide con el “jueves siguiente a la dominica de la Santísima Trinidad, rememorando la institución de la Sagrada Eucaristía”, explica Nydia Vázquez en el Cuaderno de Cultura Popular que escribió entorno al tema en 1997. Es decir, según la tradición católica, la fiesta se celebra sesenta días después del domingo de resurrección de la semana santa.
La razón religiosa de esta festividad católica es “el homenaje que se hace al cuerpo de Cristo, que está representado en la hostia consagrada”, explica la directora de la Fundación Turismo para Cuenca. “Por lo general cada noche, después de la misa, el padre saca al Santísimo de la iglesia alrededor del parque, el cuerpo de Cristo está expuesto los siete días que dura la fiesta”, explica. “Se ponía delante de la Catedral Vieja un ‘Gloria al Santísimo’, una custodia hecha de retama con marco de pétalos de rosas” recuerda Nydya Vázquez y añade que ciertas costumbres han cambiado: “el rato que pasaba la procesión con el Santísimo, iban llevando la custodia y le echaban las flores o chagrillo al santísimo”, recuerda. “Y en las casas, en el balcón se ponía un arreglo y una imagen para Jesús”, rememora. “Antiguamente se veneraba a Dios pero ahora menos gente entra a la iglesia y con lo del virus más”, analiza. “Es importante ver que el Corpus Christi no ha perdido la fuerza de la fe de la gente, sigue siendo la fiesta religiosa lo más importante”, debate Angélica Ordóñez.
La financiación
“Es una fiesta en la que participa todo el pueblo, con la presencia de autoridades civiles, eclesiásticas, incluso había el día de los doctores, el de los abogados, el día de los médicos, el día de las señoras, el de los dueños de haciendas, eran grupos potentes con plata”, explica Nydya Vázquez entorno a cómo se pagaban antes los elementos de festividad. “Antes habían grupos”, cuenta la investigadora Nydya Vázquez, “cada grupo se esmeraba de hacer mejor que el otro”, recuerda. “Ahora la curia nos organiza a los que somos priostes”, explica y compara Angélica León.
“El día de las señoras era algo de mucha trascendencia, era honorífico” recuerda Nydya Vázquez, quien pudo asistir a uno de estos días. “Preparaban primero la invitación, llegaban las muchachas unos días antes a las casas con una tarjeta y con un charol de dulces a invitar a la cena que era después de salir al corpus”, dice Vázquez y recuerda cómo a los invitados se les ofrecía un menú de aproximadamente “quince platos” en esta cena en la que se servía “hasta cuy”.
La pirotecnia
“Suena como una explosión que va subiendo, salen las luces, los torrentes hasta llegar al último piso y sale un cohete que se va al cielo hasta llegar a las estrellas”, visualiza Vázquez. “Yo recuerdo de niña cómo era una fiesta en el parque, eran cuatro los castillos que se quemaban, uno en cada esquina, cada media hora, después de la procesión con el Santísimo”, recuerda Angélica Ordóñez, “eso ya no es igual ahora porque ya no se pueden quemar cuatro castillos, incluso por el hecho de que tuvimos una vez el incendio (en el Seminario San Luis en 2012), se prohibió la carga de la pirotecnia, entonces solo se permite uno, máximo dos”, cuenta.
“Por qué se llama castillo, porque es una copia de los castillos de la gente importante en España, representa el triunfo de las guerras de los españoles, entonces se quema el castillo”, explica Nydya Vázquez. “La vaca loca viene de los pueblos, de las fiestas barriales, utilizan todo para adorar al Santísimo”, cuenta. “Había el globo mayor que llamaban, que era inmenso, tenía cinco metros de alto y leyendas como “Gloria al santísimo”, recuerda Vázquez. La investigadora explica que actualmente “gran parte de la pirotecnia ha sido reemplazada por pirotecnia china” a causa del incendio que se dio por un globo de papel que cayó en 2012 en el Seminario San Luis, junto al Parque Calderón.
Los dulces
“Todo se refiere a la religión española que nos viene, como por ejemplo los quesitos son hechos con manjar en medio de hostias, los suspiros se les conocía como ‘suspiros de monja’”, cuenta Nydya Vázquez entorno al origen de los dulces. “En la fiesta del Vado, que es el 2 de mayo, ya empezaban a sacar dulces, era la fiesta de las cruces”, recuerda ella que vive en el barrio de El Vado. Antiguamente “los dulces y las cosas ricas se hacían en los conventos”, explica. “Muchas recetas vinieron de España, aquí en Cuenca la gente es muy emprendedora y no se quedaron ahí, empezaron a mezclar las recetas y poner ingredientes que hay en Cuenca, aquí se produce el mestizaje de la comida que es lo que le hace única”.
“Conocimos los dulces mediante mi abuelita, a ella le enseñó su madrina, trabajaban en el Hotel Paris, en el año 1955 y ahí aprendieron a hacer”, cuenta la vendedora de dulces de corpus Irene Barros, “mi abuelita fue una de las primeras en tener un puesto encargado de la venta de los dulces”, cuenta con orgullo y dice que también planea enseñar a su hija de cinco años a preparar los dulces para “no perder la tradición”. Alfeñiques, alfajores, arepas, babacos, bizcochuelos, cocos, cocadas, delicados, huevos de faltriquera, quesadillas, quesitos, roscas, suspiros, turrones y más son los dulces que se conocen como dulces de corpus. La investigadora Nydya Vázquez se ha encargado de dar con las recetas originales para así mantener intacta la tradición “yo no me desprendo de las recetas”, dice la autora de “Ashanga”, el libro en donde se pueden encontrar dichas recetas.
“Una cosa que les hemos pedido a las vendedoras de dulces ahora y que hay que tratar de que se mantenga es que ya no se venda como pasaba en los años anteriores, dentro de los charoles se ponían gomitas y dulces no tradicionales, les hemos pedido que no lo hagan, que entiendan que es una tradición”, cuenta Angélica Ordóñez de la Fundación Turismo para Cuenca. “Me parece correcto porque los que yo elaboro son tradicionales propios, está bien que no mezclemos lo tradicional con algo elaborado que viene en caja”, dice la comerciante de dulces Irene Barros. Ella invita a la ciudadanía a seguir su marca de dulces “Dulcemanía Cuencana” en redes sociales, en donde comercializa dulces todo el año y cuyo único sustento económico es ese.
Corpus Christi 2021
“Lo que se decidió para este año con la pandemia fue contactar a todas las 210 personas que participan vendiendo dulces en el parque todos los años y decirles que había la posibilidad de salir en el catálogo para que la gente sepa y les pueda pedir” cuenta Angélica Ordóñez. “También habilitamos espacios privados como el Portal Artesanal que está en donde funciona el EDEC y el Cemuart, que está en la Plaza San Francisco de 9 de la mañana a 6 de la tarde”, explica. “Estamos acoplando a la economía en la que estamos y hay cajitas de un dólar, dos dólares, se acopla a la economía de las personas”, dice Irene Barros animando a la gente a visitar los sitios que estarán habilitados hasta este jueves 10 de junio. “En la Catedral nueva todas las noches por los siete días habrá misa a las siete de la noche, el aforo actual de la Catedral es de 300 personas”, cuenta la Directora de la Fundación Turismo para Cuenca.
El futuro
“Yo estoy segurísima de que sí, que se va a hacer el próximo año la fiesta de corpus”, dice Angélica Ordoñez animada, después de que el año pasado solo se pudo celebrar esta festividad de manera virtual y con un catálogo de las vendedoras. “De los sectores más golpeados en esta pandemia son el artesanal, el cultural y el turístico pero les veo a las vendedoras muy esperanzadas, muy contentas de poder hacer sus dulces y de estar nuevamente en contacto”, cuenta.
“Vayan a comprarles a ellas, yo sé que hay gente vendiendo en páginas pero ellas son las que mantienen y una cosa interesante es que están fresquitos”, anima Ordoñez. Irene Barros cuenta que las abejas no le acompañan este año en la venta de los dulces debido a que ahora se encuentra vendiendolos dentro de un espacio cerrado y a que las abejas “vienen desde el Monasterio de las Conceptas”. Este domingo que pasó se lanzaron algunos cohetes en el cielo desde el Parque Calderón y también un pequeño globo con el motivo de las Fiestas del Septenario. Lo que faltó fueron los dulces y los cuencanos que este año tampoco pudieron salir a una de sus fiestas favoritas. (I)