El atletismo azuayo despide al descubridor de Rolando Vera

“Fue una travesura infantil. Estaba en cuarto grado y el entrenador Jorge Quille visitó mi escuela y escogió a 70 niños. Yo no fui escogido, me colé en el grupo y así empezó todo. Al siguiente día nos citó en la III Zona Militar. Me atrasé y fui reprendido. Me ordenó dar dos vueltas a la pista y estuve cerca de desfallecer”. Es así como Rolando Vera develó quien descubrió su talento.

Cuando tenía 14 años recibió un viaje a Panamá luego de ganar a los favoritos en una carrera de 15 km en Guayaquil. En ese instante “me di cuenta que la cosa se ponía interesante, aunque no era nada fácil. Quille, mi entrenador, me exigía cada vez más. A esa edad (14 años) debía recorrer los fines de semana cerca de 15 km”, cuenta a la revista pública digital Memorias del Deporte 2.

Jorge Quille se adelantó a un encuentro celestial al cual todos están destinados. Su deceso tomó de sorpresa a sus propios familiares. Fiel a su costumbre, la mañana del miércoles nueve de junio salió a realizar un poco de actividad física.

El profesor ya había regresado a casa cuando su familia le encontró en el suelo sin signos vitales. Esperan tener el informe de la autopsia para conocer la causa de su fallecimiento.

“La disciplina, la perseverancia y la exigencia que imponía, es lo que más recuerdo del profe Jorgito”, dice uno de sus alumnos en la década de los ochentas, Julio Chuqui.

“Eran otros tiempos, las mismas competencias eran reducidas, no eran con premios económicos. En ese aspecto él nos motivaba, nos empujaba a ser valientes, a ser luchadores y todo por el honor de vestir la camiseta del Azuay y del país”, subraya.

Quille nació en el barrio El Vado hace 75 años. Luis Mendieta, exdirigente del Círculo Cruz del Vado, recuerda que cuando los dos fueron entrenadores de atletismo en las escuelas Otto Arosemena y Julio Matovelle, en su orden, competían por ganarse en el interescolar de campo traviesa en el parque Miraflores. Quille mandaba a su carta fuerte: Rolando Vera, y se imponía con prestancia.

“No era normal ver que un atleta infantil nos de con tanta diferencia y teníamos buenos atletas”, dice Mendieta quien ya como dirigente del tradicional barrio volvió a ser testigo del triunfo de Vera en el Circuito de Las Cruces de Cuenca con apenas 14 años. 

Preocupados por la velocidad que imprimía aquel muchacho, Mendieta, Fausto Mendoza y Richard Boroto conversaron con el deportista y con Quille para cerciorarse que no estén infringiendo el juego limpio.

El profesor les había manifestado que no hay nada oculto, que las condiciones de Vera eran innatas. Después el “Mago del Asfalto” adquirió mayor fama al ganar cuatro veces la San Silvestre.

Quille siempre practicó con el ejemplo. En 1978 recibió el premio a Mejor Atleta de parte de la Federación Deportiva del Azuay. Mendieta precisa que compitió durante cinco décadas en el Circuito de Las Cruces.

Sus últimos años estuvo dedicado a la familia, a la peluquería y a su local de masajes donde trataba traumatismo, torceduras, cimbrones, luxaciones de manos, cuello, columna, brazos, piernas y pies.

“Nuestro compañero está en un lugar donde todos iremos algún día, por ahora se nos adelantó. Una lamentable noticia que nos entristece profundamente. Nos deja el grato recuerdo de un buen compañero, tan valioso e inolvidable”, posteó el Gremio de Maestros Peluqueros”. (BST)-(D)

Bolivar Sinchi

Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, en la Universidad de Cuenca. Cronista deportivo por más de una década. Creador de contenido multimedia.

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