Íngrid Betancourt: La protesta social en Colombia es la voz de los excluidos

La excandidata presidencial colombiana Íngrid Betancourt defiende la legitimidad de las protestas sociales como las que en las últimas semanas sacudieron al país porque asegura que son la voz de los excluidos que ahora pueden manifestarse gracias al acuerdo de paz.

«Porque hay paz puede haber protesta social. Esta protesta social es legítima porque durante todos los 60 años de guerra que hemos tenido el país se ha preocupado por financiar la guerra y no por financiar las necesidades de muchos colombianos que están excluidos de la prosperidad», dijo Betancourt en una entrevista con Efe.

Con voz pausada agrega que el estallido social es «fruto de este posconflicto, de esta transición; estamos con muchachos que por primera vez se atreven a salir a la calle porque los fusiles de las FARC se han silenciado, porque si no se hubieran silenciado, a esos muchachos los cogen a bala y los matan a todos por guerrilleros. Esa es la realidad».

La politóloga, que estuvo secuestrada más de seis años por las FARC, vino al país para atender una invitación de la Comisión de la Verdad, en donde tuvo un «cara a cara» con los jefes de la guerrilla que la mantuvo cautiva en la selva.

CAMBIO DE MENTALIDAD

Al referirse a las instituciones colombianas, Betancourt sostiene que «no se han ajustado a una mentalidad de paz» y pone como ejemplo la reacción policial a las protestas.

«Cuando los policías ven a una cantidad de muchachos que se les abalanzan a reclamar, para ellos eso es guerrilla y no saben otra cosa porque han sido adiestrados, entrenados, para enfrentar con armas y con balas a cualquier persona que cree desorden», dice.

Por eso aboga por el fin de la ideologización «en que los unos son guerrilleros comunistas y los otros son policías y militares fascistas» porque «cuando nos metemos en esos esquemas ideológicos desbaratamos la posibilidad de que nos entendamos como colombianos».

También asegura que el país debe «deponer la violencia verbal» porque eso crea ideologías que impiden «hablar de fraternidad, que es una bellísima palabra que nunca la utilizamos en Colombia».

OPORTUNIDAD PERDIDA

Sobre el encuentro de ella y otras víctimas del secuestro con Rodrigo Londoño, Julián Gallo y Pastor Alape, jefes de las FARC y ahora miembros del partido Comunes, lo definió como «una sensación como de deber cumplido, una sensación de una oportunidad perdida, de un proceso que no se ha cerrado».

«Creo que las víctimas hicimos el proceso, nos desnudamos en este escenario, fuimos con el corazón abierto y la mano tendida y nos encontramos con unas personas engonzadas en su ideología, rígidas, haciendo cálculos, obviamente cálculos probablemente de justicia porque ellos están con procesos pendientes», aseguró.

Lamentó que, por el contrario, los exguerrilleros, «muy vacíos de alma», hablaran en ese momento como desde «un podium para las elecciones presidenciales cuando no se trataba de eso».

«Nos encontramos sí entre víctimas, en un momento muy emotivo para nosotros en que nos hermanamos, en que compartimos muchos segundos intensos, de entender que habíamos pasado todos por lo mismo y, de pronto, del otro lado (los exjefes de las FARC) nada, eran como ausentes, la silla vacía, no entendieron el momento», dijo.

HACIENDO EL CAMINO

Al referirse al compromiso de las FARC con el acuerdo de paz, Betancourt considera que «han hecho un gran camino» porque al principio no querían reconocer sus crímenes, hablaban simplemente de «errores», y después desconocían los secuestros llamándolos «retenciones».

«Creo que hay una intención real de entenderse y de entender qué les sucedió y lo que nos sucedió a todos, pero pienso que son hombres y mujeres traumatizados por la guerra y el trauma es un hándicap emocional», afirma.

Agrega que los exjefes de las FARC «no tienen la capacidad en este momento de llorar, es decir, de sentir, de (tener) compasión, de ponerse a reflexionar sobre lo que lo que otros seres humanos sintieron con las decisiones que ellos tomaron».

Pese a todo, Betancourt defiende el cumplimiento del acuerdo de paz y eso incluye que los desmovilizados tengan asiento en el Congreso porque «es nuestra palabra empeñada» como sociedad.

SANTOS, URIBE Y DUQUE

Al referirse a los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, dijo que el primero creó las «condiciones objetivas para la paz en Colombia al derrotar militarmente a las FARC».

De Santos, aseguró que utilizó ese espacio y ese momento para «llevar a la guerrilla a un acuerdo de paz, a desarmarlos y atraerlos a la vida civil».

Y del actual presidente, Iván Duque, con quien se reunió esta semana, reconoció que no destruyó el acuerdo de paz como dicen algunos e hizo un llamado para apoyarlo en la difícil coyuntura que enfrenta el país por la pandemia de coronavirus. EFE

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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