La dictadura socialista de Nicaragua

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, apuesta por su cuarta reelección consecutiva para hacerse de la presidencia de uno de los países más pobre de Centroamérica. Pero como en todas las dictaduras, cuando se tiene el poder absoluto, eliminar a los opositores es la receta común.

Desde que se aprobó la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía, y Autodeterminación para la Paz, conocida como la Ley 1055, Ortega ha enviado a la cárcel a los precandidatos presidenciales Cristina Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro bajo la figura de “traidores a la patria”. A esta lista se suman más de 140 líderes de oposición, que han sido encarcelados por órdenes del exguerrillero sandinista de 75 años.

Es que el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha cooptado el poder ejecutivo, legislativo, electoral y judicial. Además, su círculo familiar controla los medios de comunicación del país. Al puro estilo venezolano de Hugo Chávez y ahora con Nicolas Maduro.

El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha expresado su alarma por la situación política del país. Además, ha demandado reformas para que el proceso electoral, del 7 de noviembre del 2021, se lo cumpla con garantía y transparencia. Que se permita la libre participación de los líderes de la oposición.

Ortega gobernó por primera vez desde 1985 hasta 1990 y luego regresó al poder desde el 2007 hasta la actualidad. Durante estos más de 20 años como presidente se ha transformado en la persona más rica de Nicaragua.

En abril del 2018 se registró un estallido social. Miles de nicaragüenses protestaron contra el régimen de Ortega por su intención de reformar la seguridad social. Las protestas fueron reprimidas con violencia y uso excesivo de la fuerza. Empero, tuvo el apoyo de la policía, el ejército, los grupos paramilitares y el poder judicial. Cientos de personas resultaron heridas y otros perdieron la vida. Las manifestaciones fueron catalogadas por Ortega como un intento fallido de golpe de Estado.

Excompañeros del FSLN señalan a Ortega como un dictador corrompido, quien se ha convertido en un tirano peor que Anastasio Somoza, quien fue combatido por el mismo Daniel Ortega. Una nueva versión de la dinastía Somocista forja el exguerrillero sandinista. El poder absoluto lo ha corrompido. (O)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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