En este mundo tan volátil nada es completo ni preciso, ni todo es verdad ni mentira; existen necesidades tal como existen ambiciones en esta mundología de oportunidades y oportunismos; unos sabrán qué hacer, otros imitarán lo bueno y unos cuantos más perpetuarán en cierta constante y absurda negación.
Como ciudadana del mundo he visto, reconozco y aplaudo la gran gestión que magulló a los “miedosos” a aquellos que se hacen llamar homofóbicos, a él y a ella que ignoran que su fobia no es más que un temor hacia algo que no representa peligro real.
Como país avanzamos en materia de derechos y más allá de ello en acciones que buscan la paz y la libertad de un colectivo cercano, amigo, hermano. Un colectivo que hace de este mundo un espacio vital para avanzar como sociedad, para evolucionar como seres humanos y para trascender como personas; un mundo salvable mientras exista esperanza, un mundo que es tuyo y mío y en que en él habitamos para ser libres y felices.
Las acciones que mejoran vidas son acciones que dignifican cada una de esas vidas; y, cada una de esas acciones representan el valor de la convicción para cambiar la historia escrita con violencia y discriminación por un presente de respeto e inclusión. (O)