Vacunarse contra una enfermedad prevenible en Latinoamérica genera un ahorro de 16 dólares por cada dólar invertido por los sistemas públicos de salud, al evitar pérdida de vidas, gastos en atención médica así como al dar protección para la productividad laboral de los ciudadanos.
«Las vacunas en general, en países pobres como los nuestros, por cada dólar invertido, el retorno sobre la inversión es de 16 dólares», afirmó a Efe el infectólogo pediatra colombiano Carlos Torres.
En ese caso, «usted tenía 100 dólares y le devuelve 1.600 dólares, eso es lo que usted se gana y cuál es la que más ha generado eso: sarampión es la número uno, pero cerca están otras como la de meningococo, neumococo, la rubeola y la hepatitis B», agregó Torres.
El infectólogo precisó que, en el caso del covid-19, «el impacto económico se tiene que medir en términos de pobreza, tristeza y calidad humana» debido a que «el impacto de la postpandemia va a tomar mucho tiempo en recuperarse».
«Hoy los países están dispuestos a hacer una inversión en covid, en vacunar a sus poblaciones porque es la única forma de recuperar un tema productivo, de evitar que mueran personas, de evitar que las personas que han tenido covid pierdan esa capacidad productiva durante meses o en algunos puede llegar a ser durante años», opinó, a su vez, la gerente general del laboratorio Sanofi Pasteur para la región Andina, Centroamérica y Caribe, Sandra Aramburo.
El sarampión es la enfermedad prevenible por vacunas que más ahorros genera en Latinoamérica, que a su vez ha sido de las regiones del mundo donde más ha bajado el porcentaje de vacunación contra este virus, alertaron los expertos.
La cobertura de las vacunas contra el sarampión, del 2015 al 2019, bajó en América Latina, que siempre se jactó de tener planes de vacunación públicos muy buenos, y esta disminución se produjo especialmente en Argentina, Brasil y Chile, indicó Torres, miembro del Colegio Real de Médicos de Londres.
COLOMBIA MULTIPLICA POR DIEZ
En entrevista con Efe, Aramburo citó como ejemplo el caso de Colombia que al año invierte cinco millones de dólares en vacunas contra la influenza para adultos mayores, población en riesgo y niños.
«El impacto de esa vacunación en adultos mayores y enfermos crónicos contra influenza puede llegar a generar un ahorro de 50 millones de dólares al año, en lo que estas personas ingresan a las clínicas, los tratamientos, los cuidados y la pérdida de productividad», anotó Aramburo.
No obstante, un aspecto que juega en contra de la influenza, considerada por los médicos como la candidata a la próxima pandemia, es que el porcentaje de adultos mayores que se aplican esta dosis es muy bajo, a diferencia de los niños que más del 90 % la reciben.
«Si hablamos de influenza, prácticamente todos los gobiernos tienen programas de vacunación diseñados para esta parte de la población, lo que pasa es que la gente no es consciente, no los busca, no los solicita, (a pesar que) es gratuito en la gran mayoría de nuestros países», afirmó la gerente general.
Asimismo, los avances en el desarrollo de tratamientos y vacunas para otras enfermedades, como la polio, permiten estimar que en 2040 habrá un ahorro de 13.000 millones de dólares en el mundo al considerar la polio como erradicada, precisó Aramburo.
COVID-19 A raíz de la covid-19, los laboratorios presentaron alrededor de un centenar de candidatas a vacunas contra el virus y han hecho enormes inversiones.
Torres explicó que nunca se han producido 16.000 millones de vacunas, como las que se necesitan para inmunizar a todo el mundo contra el covid, y que, por ejemplo, el laboratorio Pfizer tenía presupuestado producir 2.000 millones de vacunas en este año, pero ha logrado aumentar su capacidad a 3.000 millones de dosis.
Sin embargo, «Astra Zeneca está teniendo muchas dificultades, pero por ejemplo en Argentina y México se está haciendo la vacuna, se está maquilando la vacuna en otros países», señaló el también docente de la Universidad El Bosque (Colombia).
En el caso de Sanofi Pasteur, trabajan en el desarrollo de dos vacunas, declaró Aramburo, una recombinante que usa la tecnología y plataforma de la vacuna contra la influenza y que esperan tener lista a fin de año, mientras que la otra responde a la novedosa tecnología de RNA mensajero.
RNA MENSAJERO
Torres indicó que la tecnología del RNA mensajero se estaba usando desde 1990, pero que aún no había llegado la «enfermedad equis» para ponerla en práctica en forma masiva, así que «ahora apareció ésta y ha sido la gran oportunidad».
A través de esta técnica, «el RNA mensajero es la orden del ácido nucleico para hacer las vacunas. Tengo Pfizer, me lo inyecto y en menos de cuatro horas, mi cuerpo está produciendo la vacuna y en menos de seis horas hago las defensas», detalló el infectólogo.
Esta nueva tecnología, como la de vectores virales que reciben el componente del coronavirus, representa «enfoques totalmente diferentes a la forma como se vacunaba hasta el año pasado» y que van a permitir procesos de inmunización más rápidos, añadió Torres.
No obstante, el experto aclaró que el descenso de casos en una pandemia se produce cuando más de la mitad de la población ha sido inmunizada, además de mantener otras medidas de prevención, como ha sido el caso de Chile o el Reino Unido que empiezan a ver disminuciones importantes en los contagios y muertes.
«Jamás va a pasar en nuestros países que van de a poquitos, tienen al 10, 12 o 13 % de vacunados, no vas a notar nada en meses», advirtió sobre el ritmo de inmunización que está teniendo Latinoamérica en general.EFE