Hace 51.000 años un neandertal grabó hueso de ciervo con un diseño de chevrón, un hallazgo que demuestra que eran capaces de crear expresiones simbólicas antes de la llegada del «Homo Sapiens» a Europea central, según un estudio que publica «Nature Ecology & Evolution».
El hueso de una pezuña de ciervo gigante, que fue encontrado en la antigua entrada de la cueva de Einhornhöhle, en el norte de Alemania, presenta una incisión con un diseño de chevrón apilado (en forma de picos), indica el estudio que firman expertos alemanes.
Hasta el momento, se han encontrado numerosos ejemplos de arte y comportamiento simbólico en los primeros «Homo sapiens» de África y Eurasia, sin embargo, faltan pruebas similares que puedan arrojar luz sobre la capacidad cognitiva de los neandertales, parientes cercanos de los humanos.
La investigación, liderada por Dirk Leder del Servicio Estatal de Patrimonio Cultural de Baja Sajonia (Alemania), se suma a la creciente evidencia de que esta especie tenía un sofisticado comportamiento simbólico.
«Es muy probable que los neandertales tuvieran conciencia del significado simbólico» y este hallazgo demuestra que «eran capaces de crear expresiones simbólicas antes de que el ‘Homo sapiens’ llegara a Europa Central», indica la investigación .
El hallazgo procede de un contexto aparentemente del Paleolítico Medio vinculado a los neandertales y «demuestra que la imaginación conceptual, como requisito previo para componer líneas individuales en un diseño coherente, estaba presente», escriben los autores.
Los análisis microscópicos y las réplicas experimentales sugieren que el hueso se hirvió para ablandarlo antes de tallarlo. El grabado de líneas individuales, en un diseño de chevrón , no solo es indicativo de imaginación conceptual, sino que los ciervos gigantes eran raros al norte de los Alpes en esta época, «lo que refuerza la idea de que el grabado tenía un significado simbólico».
En un artículo que también publica la revista, Silvia Bello, del Centro para la Investigación de la Evolución Humana, del Museo de Historia Natural de Londres, recuerda las pruebas existentes del intercambio de genes entre neandertales y humanos modernos hace más de 50.000 años.
Por ello, «no podemos excluir un intercambio de conocimientos igualmente temprano entre las poblaciones de humanos modernos y neandertales, que puede haber influido en la producción del artefacto grabado de Einhornhöhle».
En cualquier caso, la capacidad de aprender, de integrar la innovación en la propia cultura y de adaptarse a las nuevas tecnologías y a los conceptos abstractos «debe reconocerse como un elemento de complejidad del comportamiento».
Por eso, el hueso grabado de Einhornhöhle «acerca aún más el comportamiento neandertal al comportamiento moderno del ‘Homo sapiens'». EFE