FARÁNDULA

El viaje al impresionismo de Chanel en la Alta Costura de París

Como echar un vistazo a un cuadro de Édouard Manet. Así fue la colección Alta Costura otoño-invierno que Chanel presentó en la Semana de la Moda de París, en una paleta de tonos pastel y blancos, cargada de lazos y faldas abombadas.

«Cuando descubrí las imágenes de Gabrielle Chanel vestida en blanco y negro con vestidos del estilo de los años 1880 pensé en los cuadros», indicó la directora creativa de la firma, Virginie Viard, en un comunicado tras el desfile.

Con esta colección, Chanel regresó a la pasarela de forma presencial por primera vez en un año, con un desfile de aforo reducidísimo dentro del Palais Galliera, el museo de la moda de la capital francesa en cuya reciente renovación ha sido mecenas la marca.

Los soportales y las escaleras neorrenacentistas de este palacete blanco, situado cerca de los Campos Elíseos, sirvieron de escenario a la firma, obligada a dejar atrás su adorado Grand Palais, donde suele mostrar sus creaciones, cerrado por obras hasta 2024.

Nada que pueda asustar a la poderosa marca francesa que, como tantas en la ciudad de la moda, ha debido adaptarse en el último año y medio a las incomodidades derivadas de la pandemia y que finalmente dejará algunos cambios positivos.

La colección encajó bien en los muros blancos del palacio, recreando el ambiente invernal y poético buscado por Viard, que se inspiró en los cuadros de Berthe Morisot, Marie Laurencin y Édouard Manet.

UN INVIERNO PASTEL

Las chaquetas de lana «tweed», trabajadas con incrustaciones de abalorios y bordados a mano, se llevaron cortas, con hombros redondeados, abullonadas y muy marcadas en la cintura.

Las faldas largas, decoradas con plumas y con mucho volumen, recuperan la estructura abultadas de los miriñaques, que redondean también las formas en la cadera.

Las chaquetitas retro se acompañaron con faldas midi o pantalones masculinos, muy fluidos en la parte baja, pero también con atrevidos corsés a modo de tops.

Los tonos grises y blancos fueron los reyes de esta pasarela, aunque la animaron algunos toques de buganvilla, el verde menta, el lila y el amarillo.

Sin embargo, la apuesta más clara de la casa fue la combinación del blanco y el negro que da un renovado estilismo gráfico a las prendas inspiradas del siglo XIX.

Una blusa de volantes con escote Bardot combinada con una falda larga de plumas o un llamativo vestido en satén negro de escote cuadrado y por cuya falda asoma el blanco de la falda lencera fueron algunos de los «looks» más destacados.

CINE Y MODA

«Me inspiré también en los jardines ingleses. Me gusta mezclar un toque del estilo inglés con un estilo muy francés. Es como combinar lo masculino y lo femenino, que es lo que he hecho en esta colección también. Ese giro es parte de quién soy yo», añadió Viard.

Los jardines se vieron en los bordados, especialmente cuidados, con flores reproducidas en tres dimensiones sobre los vestidos y estampados florales a base de lentejuelas en faldas y vestidos.

La firma, históricamente vinculada al cine, dio además a esta línea un punto dramático con la colaboración que presentó con el fotógrafo sueco Mikael Jansson, que tiró del blanco y negro para enfatizar los colores elegidos por Viard, y la cineasta Sofia Coppola, que dirigió el vídeo de la colección.

Cerró el desfile un minimalista vestido de novia color marfil, con hombros abullonados, escote en la espalda y cola corta, que vistió la actriz Marguerite Qualley, embajadora de la firma y protagonista también del vídeo de Coppola. EFE

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