Manolo Sarmiento, el cineasta ecuatoriano que, con Lisandra Rivera, dirigió la película “La Muerte de Roldós”, este fin de semana visitó, una vez más, el Parque Nacional Cajas y -una vueltita a La Toreadora- ese encanto de laguna que ofrece al visitante tantas emociones y secretos de paisaje y cultura como las ganas de conocer y deslumbrarse que hacen la diferencia.
Y hablando de los elementos culturales que atesora el entorno de esta laguna nos referimos al “Camino de García Moreno”, señalizado a la entrada, y recordamos su historia; los afanes de gobernador Carlos Ordóñez Lazo que emprendió, en 1971, su construcción por encargo del presidente García Moreno, siguiendo la trocha de los arrieros y la iniciada por el gobernador Mariano Cueva en 1860; de Jerónimo Carrión y la contratación del ingeniero Cristhofer Hill para el mapeo de la ruta; la visita de García Moreno, pernoctando en la casa cural de Molleturo y recibido en la mansión de Hortensia Mata en Cuenca; la oposición de hacendados y terratenientes a su construcción por temor a que la vía acreciente el poder económico de los Ordoñez Lazo; a los Guanderos, héroes anónimos que transportaron, en sus espaldas, personas y mercadería por estos difíciles parajes y a los Arrieros igualmente, anónimos, pioneros del transporte por los caminos australes.
El Parque Nacional Cajas es un destino turístico imprescindible en Cuenca y La Toreadora es como una puerta o ventana para el deslumbramiento y -una vueltita- a su crepitante espejo, una pausa para un inventario alucinante de paisaje, flora, fauna, historias y leyendas. La Naturaleza puso lo suyo, la historia y el imaginario popular también. Me inquieta saber si, ¿las instituciones llamadas a conservar y poner en valor estos destinos, hacen lo suyo para posibilitar una oferta turística que recoja todos sus componentes en forma ordenada, asequible, didáctica y atractiva? (O)