El escritor Marco Antonio Rodríguez, ha puesto recientemente en circulación el libro titulado “Todos mis cuentos”, que recoge la no muy basta producción cuentística de este escritor quiteño que, incuestionablemente forma parte de la primera línea de los narradores y narradoras de la llamada “Generación del Setenta”, quienes justamente durante aquella década del pasado siglo, iniciaron el grueso de su producción que constituyó la renovación de la Narrativa Ecuatoriana que, desde los años treintas del siglo veinte, es decir cuando constituyó una de las Narrativas más interesantes y valiosas de Latinoamérica, cayó en un letargo con pocos autores de importancia, como César Dávila Andrade, en tanto narrador.
El universo narrativo de Marco Antonio rodríguez, es uno de los más sustanciales de aquella generación, ya que sus personajes forman parte de un conjunto de seres ganados por la abulia, la ironía e incluso la desesperación soterrada en el fondo de su psiquis. Uno de sus cuentos más logrados, el relato “Historia de un intruso” ejemplifica en buena medida el talante de sus historias, en las cuales sus personajes deambulan en un mundo que carece de piedad, y en donde reinan la hipocresía, los prejuicios y convencionalismos de una sociedad decadente, reflejo de la crisis que afectaba al Ecuador en su transición desde un pasado colonial y republicano, a la modernidad.
Con maestría, el autor de “Historia de un intruso”, “Jaula”, “El delfín y la luna”, “Donuel” y otras memorables narraciones, ha creado un mundo literariamente autónomo y muy personal, en el cual seres esperpénticos, por momentos dignos de un guiñol valleinclanesco, desfilan con sus vicios y rencores, sin resquicio prácticamente a la esperanza, la fe y la solidaridad. Un mundo duro y reseco que impresionó e impresiona a los lectores de diferentes generaciones, quienes coinciden en que Marco Antonio Rodríguez es uno de los narradores de excepción en la literatura ecuatoriana de finales del siglo veinte, tan rica en obras de calidad.
Con razón, el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, destacó el valor narrativo de Marco Antonio Rodríguez, cuya obra es ya canónica en la literatura del Ecuador. (O)