La posibilidad de que la variante delta de la covid-19, que se ha detectado ya en más de cien países, pueda expandirse en Ecuador, ha generado preocupación y debate, luego de que las autoridades sanitarias nacionales confirmaran esta semana los primeros diez casos, de los cuales cinco fallecieron.
De momento, la variante delta (que incluye un caso de la subvariante delta plus) ha sido detectada en la provincia costera de El Oro, en el suroeste del país y fronteriza con Perú, así como en la ciudad portuaria de Guayaquil, también en el suroeste.
Sobre esas dos jurisdicciones pesa un estado de excepción, con medidas de restricción a la movilidad humana y trabajo, aunque en El Oro incluye un toque de queda por las madrugadas.
Varios especialistas consideran que, tras observar el tiempo y las características de la variante, es probable que se haya ya expandido a otras zonas ecuatorianas.
Incluso en Quito, las autoridades municipales esperan los resultados de estudios genómicos sobre muestras de pacientes, solicitados a la Universidad San Francisco, para determinar si se trata de la variante delta.
Así lo explicó a Efe la epidemióloga Catalina Yépez, una exasesora externa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien dijo sospechar que una nueva saturación de los servicios sanitarios en la capital, bien podría estar asociada a la variante.
Yépez recordó, por ejemplo, que países como Israel, Chile y España, con altas tasas de vacunación, de más del 40 ó 50 % de sus poblaciones, volvieron a fortalecer las medidas de protección tras ver una expansión de la variante delta.
En Ecuador, la tasa de vacunación ronda el 10 % y si se presentara un repunte de los contagios, ello podría volver a saturar los servicios sanitarios, insistió.
Si ello aconteciera, entonces las autoridades deberían tomar medidas para mitigar la propagación, sin llegar a periodos de cuarentena absoluta.
Volver a periodos de confinamiento focalizados en zonas específicas, restricción a la movilidad, aforos reducidos, control de aglomeraciones, teletrabajo, entre otras medidas se podrían aplicar, comentó la especialista.
Y es que la variante delta es «un poco más seria que las versiones anteriores», y se cree que podría rebasar la capacidad sanitaria de un país.
Por ello, Yépez dijo que si se comprueba la presencia de la variante, se deberían acelerar los ritmos de vacunación, intensificar la vigilancia de entrada de personas por las fronteras y aumentar el testeo (test de diagnóstico).
Esas medidas, y otras, se deben ejecutar por la simple razón de que siempre se va a estar «por detrás del virus», que tiene la capacidad de mutar y generar nuevas variantes, agregó.
La delta, por ejemplo, ha demostrado que puede contagiar hasta cinco personas más y que duplica la posibilidad de que una persona contaminada y no vacunada pueda necesitar de hospitalización.
No obstante, a diferencia de las anteriores versiones, las personas no vacunadas y contaminadas con la delta sí presentarían síntomas como catarro con abundante secreción nasal, cefalea y algo de fiebre, aunque los pacientes no pierden el olfato ni el gusto.
La variante podría también eventualmente presentarse sin síntomas en el recontagio de personas que ya hayan recibido las vacunas contra la covid-19, añadió.
Yépez, finalmente, resaltó la advertencia que hiciera recientemente la OMS, que ha asegurado que la región de las Américas está en un momento de mucho peligro por el coronavirus, por lo que ha recomendado mantener «la percepción de riesgo alta» y acelerar los planes de vacunación.