Azuay es una de las provincias que ha respondido de manera positiva al llamamiento del gobierno para la vacunación contra el COVID-19. El plan se va cumpliendo de manera eficaz, y los jóvenes rompiendo los estereotipos de rebeldía, y comentarios nada científicos, están acudiendo a los diferentes puntos a recibir su primera dosis.
A pesar de esto, hay muchas personas convencidas que la vacuna ya les inmuniza para todo riesgo, lo cual es una falacia. Debemos seguir cuidándonos de todas las amenazas que se ciernen sobre la salud; la gente está con ansiedad para volver a su vida normal como antes de la pandemia, pero este afán todavía deberá esperar.
El acuerdo con las cámaras de la producción para inmunizar a los empleados y trabajadores de las plantas industriales y empresas comerciales, dotará de la tranquilidad requerida para afianzar el necesario envión que necesita el país para generar trabajo y salir paulatinamente de la crisis envolvente en la cual ha estado sumido en los últimos años.
El proceso en el cual se vacunarán los familiares de policías, militares, ciudadanos que se encuentran en la informalidad, y son parte de ese alto porcentaje cercano al 40% sin trabajo fijo; además de los involucrados con los sectores estratégicos, microempresarios, la población rural en su totalidad, están entre las próximas metas del gobierno. Bien por el país.
No he visto desde hace mucho tiempo, a un equipo bien cohesionado, bajo la dirección del vicepresidente Borrero, la ministra Garzón y los responsables de las distintas coordinaciones regionales de salud, hacer un trabajo mancomunado y de resultados. Se llegará a cumplir la meta del 9/100, con un componente adicional: el país empieza a recuperar la credibilidad en sus mandatarios. Hemos visto llegar, sin avisar, al vicepresidente a los hospitales para comprobar el desastre en el cual está la salud pública, y ya se empezaron a dar los correctivos. La corrupción debe ser extirpada, aunque el proceso, sin la colaboración de la justicia, no podrá llegar a buen puerto. (O)