Llegan las vacaciones, guaguas y guambras llevan días aburridos en casa, desesperados por salir a algún lado, algunos ya están en la playa, otros en el campo, disfrutando de la familia y de las cosas maravillosas de la vida. Hablo del tema con una señora y me dice “eso es solo para los ricos y para los hombres”
La reflexión se queda dando vueltas, pienso en todas las mujeres que conozco y en cuántas en verdad pueden disfrutar del ocio y del descanso, el gusto de darse un tiempo para si mismas, hacer una siesta sin culpa, sentarse a ver el paisaje o a meditar, sin tener que atender ni cuidar de nadie más.
En el país las mujeres trabajan de 16 a 24 horas más a la semana que los hombres, esto por las tareas domésticas que tienen a su cargo. Cuando salen de vacaciones, estas tareas se extienden al día completo, pues se hace lo que no se ha hecho en todo el año.
El derecho al ocio agrupa todas las actividades que una persona decida realizar para disfrutar de su tiempo libre, incluyendo la posibilidad de hacer nada. A las mujeres no nos educaron para disfrutar del ocio, y el sistema tampoco nos lo permite; es momento de darnos un respiro, pensar en nuestro bienestar y en el pleno derecho que tenemos a no hacer nada. (O)