En medio de una desoladora crisis sanitaria, económica, ética, con gravísimas amenazas a nuestras fuentes de agua, con niveles de violencia de género e intrafamiliar, así como de suicidio alarmantes en Cuenca y el Azuay no puede haber más despropósito que leer la convocatoria para la elección a “Reina de Cuenca”. Sin contar que los concursos de belleza están cuestionados desde hace mucho tiempo por mantener estereotipos que inciden y acentúan ciertos comportamientos sociales de una sociedad patriarcal como la nuestra, causa suma curiosidad leer entre los requisitos para las candidatas la exigencia de haber nacido en Cuenca o residir en la Ciudad “quince años consecutivos, justificables y comprobables”, justo cuando nos encontramos viviendo –sin haberlo resuelto como comunidad de acogida que somos– el proceso migratorio venezolano. Por si esto fuera poco, su último requisito es alucinante: “Nacida Mujer”. Sin mencionar los derechos constitucionales o los derechos humanos, o los derechos de los grupos minoritarios causa curiosidad saber ¿cómo se verificará este requisito? Algo suena mal, contradictorio, sin mencionar el desbordado nombre del evento: “Una Corona de Vida 2021”. Hay maestros en huelga de hambre, las UCI están llenas, la ciudadanía protesta por los valores emitidos por obras municipales, la gente no tiene plata y la angustia crece, ¿será tiempo de reinas? (O)
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