En la zona rural se produce una diversidad de productos, pero poco se conoce; la carencia de estrategias de comercialización y marketing han restado visibilidad. Ahora, una iniciativa ciudadana busca reunir los emprendimientos, para capacitar a la gente y dar a conocer rutas que promuevan su venta de forma comunitaria.
Juan Pablo Parra, de Quipa Marketing Comunitario, cuenta que la idea surgió al ver la variedad de productos, que se ofertan en ferias agroecológicas, y al conversar con los productores vio la necesidad de reforzar el proceso de venta.
Hizo un análisis de la ruralidad en algunos cantones del Azuay y corroboró que, debido a la pandemia, la disminución de empleo y la necesidad de subsistencia, la gente optó por caminos para mejorar la calidad de vida, unos se decidieron por la migración y otros apostaron al emprendimiento.
La mayoría de emprendimientos en las parroquias rurales han recibido asesorías técnicas de varias instituciones estatales y la academia, sobre la producción misma, las normativas que rigen y varios otros procesos para brindar contenidos de calidad; no obstante, no cuentan con guías que permitan una comercialización efectiva.
Por tal motivo, sumó la propuesta del marketing comunitario, que se vuelve, dijo, el engranaje que necesi- taban los pequeños negocios,
con estrategias enfocadas en la comercialización, valor agregado del producto, precio justo, distribución y publicidad; derivó esta pro- puesta a las juntas parroquiales y ya se ejecuta, por el momento, en Tarqui, Nulti y Paccha.
Redes
Si bien se busca un empoderamiento por productor, se desea tejer una red comunitaria, es decir, armar rutas de emprendedores locales, consumir entre ellos y fomentar el turismo, como beneficio general; por ejemplo, que la gente vaya a Nulti no solo para comprar el pan hecho en horno de leña o visitar la iglesia, sino que accedan a dulces, yogures, quesos y más.
En Paccha se ha identificado 14 emprendimientos de todo tipo. Carlos García, presidente del GAD parroquial, contó que la idea es difundir internamente y lograr la articulación de todos, con la participación público – privada. Próximamente esperan armar una ruta del sabor.
En esta parroquia se nota una dinamización comercial. Al llegar, en el edificio del Gad parroquial, está la cafetería Belú, de Belén Calle. El negocio es moderno, con implementos que se acogen al entorno y cuidan la seguridad del consumidor. Helados, cafés, pasteles y más bocaditos, elaborados con productos de la zona, pueden degustar los visitantes.
Calle comentó que gracias a este proceso aplica nuevas ideas para llamar la atención, por ejemplo personaliza desayunos o implementó sobres para que los clientes guarden la mascarilla, al momento de quitárselas para degustar sus productos.
Otro emprendimiento: Azat vegetales hidropónicos, es de Mario Azanza. Tiene un invernadero en donde produce frutillas, lechugas de tres variedades, rúcula, kale, suquini, acelga, hierba buena, menta y más. Cuenta con riego tecnificado y promueve la cosecha de agua lluvia. Su deseo es que sus vecinos conozcan lo que allí tienen y se mueva la economía interna. “El 90% de mi producto se comercializa fuera de la parroquia”, agregó.
Sin embargo, con la red de emprendimientos comunitarios la intensión es que entre ellos se apoyen, por ejemplo, las frutillas ya son usadas en la cafetería Belú; adicional, generar nuevos puntos de visita turística en la parroquia, incluso de carácter vivencial, ya que se puede aprender procedimientos como el que usa Azanza para la siembra y cosecha, sin pesticidas. (AVA)-(I)
Migración
El emprendimiento ha sido una solución a frenar el deseo de migrar. En las parroquias rurales se trata de apoyar a los productores para la dinamización comercial.
Contacto
Si desea visitar el invernadero de Azat Vegetales puede contactarse con Mario Azanza al teléfono 0999544132 o dirigirse a cafetería Belú.