Me propuse una tarea: tratar de resumir los casi cien años de un multifacético personaje que ha dejado un incalculable legado cultural y periodístico para la sociedad. Él es un hombre que dedicó, prácticamente, ochenta años de su vida a la cultura en diferentes aspectos, tanto en su faceta de artista, como de gestor cultural y más de sesenta años a la radiodifusión. Aunque su cédula dice que nació el 27 de julio de 1924, se debate cuál es la fecha real, por lo que su familia le celebra su cumpleaños también el 21 y 24 del mismo mes, y hasta puede ser que tenga un par de añitos más de los que aparenta.
Desde pequeña, me había dado cuenta de que mi papá, Daniel Pinos Guaricela, es alguien especial, y no solo por el mismo hecho de ser mi padre. Hay muchos recuerdos. Algunos borrosos, otros precisos y constantes que vienen a mi mente cuando por una u otra razón, se habla de él. Aunque no he sido partícipe de muchas de sus aventuras siempre me he imaginado cómo pudieron ser al ver fotografías de la época, recortes de periódicos o sus propios escritos. Y es que son setenta años de diferencia que tiene conmigo, su última hija, o como él solía presentarme: “su último esfuercito”.
Mi padre desde niño siempre tuvo espíritu aventurero, que unido con su perseverancia lo convirtió en una persona reconocida y respetada en la sociedad. No nació en cuna de oro, por lo que para alcanzar muchos de sus objetivos, tuvo que luchar incansablemente. De hecho, él dejó de trabajar a la edad de 89 años, pero, por razones ajenas a su persona. Su compromiso con la cultura y el periodismo le dio renombre, no solo en la ciudad de Cuenca. Dejó huellas en Girón de donde es originaria su familia y fuente de inspiración; y en Zaruma, lugar donde Daniel nació y comenzó a desarrollar sus diversos talentos. Entre sus facetas se destacan la de radiodifusor, escritor, poeta, cantante, músico, compositor y profesor.
Daniel Pinos Guaricela es reconocido principalmente por sus aportes al periodismo y radiodifusión con la extinta “Radio Cuenca 1180 am, La Voz de los Cuatro Ríos”, en donde tenía su programa estelar “Antena Informativa Nacional”, en la cual, era presentador y entrevistador. Don Daniel siempre fue un hombre preciso con las palabras y no tenía pelos en la lengua. Una de las características de sus entrevistas es que eran espontáneas y siempre tenían una pizca de humor. Además, a través de la radio, él impulsó la cultura mediante la organización diversos eventos donde se daban a conocer a los artistas nacionales e internacionales.
Anteriormente, se celebraba en Cuenca el “Día de los Inocentes”, en el cual varias personas, familias y grupos de amigos plasmaban de forma cómica a diversos personajes de manera espontánea. Daniel Pinos G., por primera vez idealizó y organizó el concurso de “Las Mascaradas”, el 6 de enero de 1956, en el edificio de la Asociación de Empleado. En la actualidad, este evento es ya tradicional y atrae al multitudinario público con las conocidas comparsas. También por un tiempo, tuvo el cine ambulante, que recorrió casi toda la provincia proyectando películas mexicanas. Además, fue el propietario del ya desaparecido “Teatro México”.
Además, Don Daniel formó parte de varios conjuntos musicales de renombre en el sur del Ecuador, como “Los Cancioneros de El Oro”, “Los Aztecas” (Zaruma), en donde compartió escenario con el reconocido José Antonio “El Chaso” Jara y más, con quienes interpretaban melodías de su propia composición y del repertorio nacional. Compuso el Himno del Cantón Girón, que lleva 71 años siendo entonado por los gironenses. Su canción más conocida es el pasillo “Dos lágrimas”, interpretada por el célebre dúo Benítez-Valencia. La Orquesta Sinfónica de Cuenca, por varias ocasiones, ha difundido sus composiciones dentro y fuera de la provincia del Azuay.
Daniel tiene publicados cinco libros de poesía auspiciados por instituciones como la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay: “La Batalla del Portete” (poema épico), “Retorno a mi Sangre”, “Anclados en la Niebla”, “Tierra Irredenta” y “Trasplantados”. Colaboró con diferentes periódicos como “El Mercurio”, “El Tiempo”, “El Universo” y revistas, usando su nombre y pseudónimos. También incursionó en la política, ya que fue Consejero Provincial y Concejal de Cuenca.
En lo social, Don Daniel fue benefactor del ex leprocomio “Mariano Estrella”, en donde apoyó a las religiosas Dominicas a través de Radio Cuenca a recaudar ayuda para los enfermos de lepra durante 30 años. También fue becado por la UNESCO para poder estudiar en la UNAM-México, donde se especializó en la Comunicación Educativa, y trajo al Ecuador las bases para poder realizar la “Televisión Educativa” que buscaba alfabetizar a los adultos que no habían podido acceder a la educación. Fue profesor durante más de treinta años en el colegio Antonio Ávila, en donde impartía las materias de sociales y literatura.
Al hacer este “resumen” sobre mi Don Daniel, comprendí que él no pertenece solamente a mi familia, sino a la sociedad cuencana, gironense y zarumeña por sus aportes a la cultura, a la educación, al periodismo y a la radiodifusión. Él se merece ser reconocido por todos sus aportes en vida y que no sea el caso de cientos personajes célebres que, a pesar de todas sus contribuciones, quedaron en el olvido ante una sociedad ingrata con sus hijos.
No ha sido fácil hablar de mi padre, Don Daniel Pinos Guaricela en estos tiempos. Por circunstancias de la vida, la pandemia, la edad y algunas enfermedades, no hemos podido ir a dar nuestras caminatas matutinas por el centro de la ciudad para tomar el respectivo helado en San Francisco. Tampoco he podido escuchar su voz de locutor de radio desde hace casi medio año. Pero estamos juntos, en cada sonrisa causada por los cantos no tan armónicos que su “agüita de Güitig, su milagro de la naturaleza” realiza en la hora de la merienda; en los sencillos besos en la frente que él nos da cuando se le pregunta si nos quiere a mi mamá, Jacky y a mí; en la hora de la siesta en donde perros, gatos y garabatos lo protegen contra todo mal y peligro; en esa lucha diaria por lograr la recuperación que tanto ansiamos. Porque su nombre es mi nombre y lo que se hereda no se hurta.
Para usted, mi Don Daniel, por todos sus legados, sus esfuerzos y aportes que no pueden pasar desapercibidos por la sociedad, feliz cumpleaños 97.