Sorteos tramposos

Cuando enseñaba en secundaria se hablaba de algunos cursos que para contar con dinero para alguna gira o fiesta organizaban rifas “tramposas”; se vendían boletos con premios inexistentes y en el sorteo iban a personas imaginarias. No se trata de chiquilladas, sino de graves trampas en la administración de justicia, para que en el sorteo los casos vayan a jueces “complacientes” y así conseguir decisiones favorables al cliente en casos dudosos y complejos del sector público.

Se trata de una trampa generalizada y se habla de una organización de “alto nivel” que involucra, aparte de los pillos., a jueces corruptos y empleados que se hacen de la vista gorda. En los últimos tiempos: el caso del ex alcalde Yunda hizo que los trapos sucios salgan fuera de casa, vayan a la fiscalía y haya jueces y empleados por de pronto suspendidos, lo que muestra que el poder judicial no recibe órdenes del ejecutivo sino practica su autonomía. Demuestra que el ex alcalde, al recurrir a estas trampas en un caso de seguimiento nacional, demostró ser un ingenuo con “p” al echar la culpa a sus abogados defensores.

Imprescindible en una democracia es la autonomía de la función judicial y su credibilidad ciudadana. Es muy frecuente que las decisiones de última instancia no sean del agrado de las partes involucradas, que las argumentaciones de algunas sentencias sean discutibles y, excepcionalmente, jueces de dudosa probidad. En un largo gobierno “de cuyo nombre no quiero acordarme” se generalizó esta práctica malévola al establecer que la única decisión correcta era la que quería el mandamás y su camarilla.

Hay serios indicios de que esta “pandemia judicial” está superándose, pero, recuperar la credibilidad integral, llevará tiempo. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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