De vez en cuando los seres humanos requerimos voltear la mirada a nuestro interior e intentar encontrar ese motorcito que se ubica única y exclusivamente en nuestro interior y que en muchas ocasiones se lo identifica como la inspiración. Esa condición tan intangible y a veces considerada falazmente como inalcanzable, se convierte en el estallido motivante que inspira nuestros días, nos plantea las metas para nuestra vida, y tiene la capacidad total y absoluta de pintar de colores cualquier matiz nebuloso que puede acompañarnos en algún momento.
En alguna conversación sobresaltó la idea de que los seres humanos buscamos a esta famosa condición en factores exógenos y que, en muchas oportunidades no depende ni de nosotros, y como producto de ello nos vemos llenos de frustración, desaliento y asumimos que el camino se nos ha convertido en tortuoso y poco amigable para nuestros planes. Mas sin embargo, si tan solo concibiéramos que todo el poder de revertir nuestros pensamientos y sus efectos está en nuestras manos, nos daríamos cuenta de inmediato y asumiríamos con cierta vergüenza que hemos desperdiciado nuestro tiempo en ideas que ni siquiera dependían de nosotros.
Pues sí, estimado lector, es cierto, es muy difícil poder separarnos de pensamientos que muy probablemente nos acompañaron durante largos periodos de tiempo y de los cuales nos fuimos apoderando capaz que inconscientemente y asimilándolos como propios, sin embargo, como en la gran mayoría de condiciones de pensamiento humano, todo está en nuestras manos. (O)
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