La confianza, definida como la creencia, esperanza y fe persistente de que se cumpla con lo esperado u ofrecido, casi que no tiene mayor espacio en nuestra sociedad, donde se genera una desconfianza creciente de manera especial de las instituciones públicas del país.
La desconfianza ha llegado a la tolerancia y quemimportismo hasta consumarse en la aceptación como algo tan “normal” que se suceda a nuestro alrededor. Iniciándose con el incumpliendo de ofertas de campaña hasta mostrarse crudamente en casi todos los escenarios, llamando la atención que instituciones que nos deben dar confianza, seguridad y muestras de probidad sean las que defrauden descarada y sinvergüenzamente sin ningún pudor ni recato alguno.
Lo descrito se asevera cuando existe una desconfianza casi total con ausencia de credibilidad de la Contraloría General del Estado, siendo el organismo rector en el control del gasto público con su ex- primer personero preso y enjuiciado, qué podemos esperar de la Defensoría del Pueblo con su principal en similares condiciones, de alcaldes que muestran inoperancia y dudas de corruptela, de asambleístas que se cambian de camiseta, de autoridades nacionales, provinciales y locales que a cada paso tratan de justificar su desacertado o mínimo accionar, y de ciudadanos que no cumplen con las medidas de bioseguridad. En este contexto, lo que preocupa, sin sorprender, es que la Asamblea Nacional que recién comienza tenga una credibilidad según CEDATOS (5-agosto-2021) del 20,9 % y que va en descenso a pesar de que sus nobilísimos miembros preconizan el servicio a las mayorías y sobre todo trabajo y cero corrupciones. ¡Dios les oiga!
Creemos que es necesario el protagonismo de todos los ecuatorianos como fiscalizadores de las acciones de funcionarios e instituciones, a través de la “acción popular”, porque somos furtivamente corresponsables de lo que se hace o se deja de hacer, DENUNCIANDO casos de dolo, incumplimiento, mentiras y afines, caso contrario seríamos cómplices e indirectamente azuzadores de acciones que generan la desconfianza. (O)