Miles de indígenas se concentraron este miércoles frente a la Corte Suprema de Brasil a la espera del inicio de un juicio que deberá decidir sobre el derecho «ancestral» a la tierra que defienden los pueblos originarios.
La manifestación fue convocada frente a la posibilidad de que el tribunal comenzará la audiencia este mismo miércoles, pero el tema, que está en la agenda de la corte, quedó relegado y probablemente se discutirá a partir de este jueves, aunque aún no ha sido confirmado.
De todos modos, indígenas llegados a Brasilia desde todo el país, cuyo número fue calculado en 6.000 por los propios organizadores del movimiento, permanecieron en vigilia frente a la Corte Suprema y reclamaron sus derechos «ancestrales» sobre la tierra.
Lo que está en tela de juicio es una tesis conocida como «marco temporal», según la cual los indígenas sólo podrían reclamar como propias las tierras que efectivamente ocupaban al día 5 de octubre de 1988, cuando fue promulgada la actual Constitución brasileña.
Sin embargo, los movimientos indígenas sostienen que esa tesis acaba con «derechos ancestrales» y además favorece la legalización de áreas ocupadas ilegalmente por terratenientes antes de esa fecha.
El asunto llegó al Supremo a través de una demanda intentada por la Fundación Nacional del Indio (Funai) contra una decisión de un tribunal de segunda instancia que reconoció como propietario de unas tierras a un organismo público del sureño estado de Santa Catarina.
Esas áreas fueron ocupadas durante siglos por las etnias xokleng, guaraní y kaingang, desalojadas a la fuerza por colonos a mediados del siglo pasado, y acabaron en manos de la Fundación para el Amparo Tecnológico de Santa Catarina, favorecida por la sentencia de segunda instancia que ahora está en discusión en el Supremo.
Ese fallo, apoyado en el concepto del «marco temporal», sostuvo que en octubre de 1988 esas tierras estaban en poder de ese órgano oficial del estado de Santa Catarina y desconoció que, a partir de 1996, los indígenas habían retomado algunos de sus asentamientos. EFE