La Asamblea Nacional tiene serios problemas. Entre ellos la presencia de varios legisladores de muy baja calidad. Una perfeccionista ancestral aconseja a los que roban, que roben bien. Otros van a negociar cargos o, los que, del barrio o el anejo, pasan a vivir unos años en la carita de Dios, gozando de las delicias del poder. Asistiendo a sabrosos cócteles y codeándose con los que mandan. Disponen de buen sueldo, chofer, asesores, asistentes y los privilegios de ser padres y madres de la patria.
Pero el problema de fondo no es solamente la falta de preparación y la baja condición humana de algunos legisladores. El problema es la irresponsabilidad de los partidos políticos que escogieron a esos “legisladores” y la forma liviana con la que la ciudadanía los elige.
Varios partidos políticos escogieron durante los últimos años como candidatos a legisladores, a cantantes, faranduleras o futbolistas que metieron el gol con que la selección clasificó. Los cantantes, la farandulera o el futbolista desempeñan trabajos dignos. Pero eso no les hace mutantes que se convierten en legisladores. Es decir, en personas que van a hacer las leyes y a fiscalizar. Esta vez los elegidos no fueron cantantes o futbolistas. Algunos son casi analfabetos. Hay una que escribe “hacecto” al aceptar coimas. Y, fue escogida no por un partido populista sino por la ID, partido con gente de buena formación.
Cuando pensábamos que difícilmente podía haber una Asamblea peor que la anterior, la realidad nos muestra lo contrario. Desde luego no todos son malos. Hay unos pocos- muy pocos- de muy buena calidad en los distintos partidos. Pero hay una mayoría anónima, insignificante, anodina. Y, la culpa es de los partidos que los escogieron, con lo que obligaron a los ciudadanos a votar por ellos. Los resultados son de vergüenza. (O)