El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, sancionó una ley aprobada por el Congreso que revocó normas de seguridad vigentes desde la dictadura militar (1964-1985), pero vetó un artículo que sancionaba la difusión de noticias falsas.
El veto fue decidido en momentos en que Bolsonaro es objeto de una investigación abierta por la Corte Suprema precisamente sobre la propagación masiva de información falsa en relación al sistema de votación electrónica que Brasil adoptó en 1996, sobre el cual afirma que es «fraudulento» pese a que admite no tener cómo probarlo.
Según la explicación del Gobierno, la decisión se fundamenta en que el texto aprobado por el Congreso no aclara debidamente si será sancionado solo quien «genera la información» o también aquellos que, en el caso de las redes sociales, la comparten y replican.
La nueva legislación, aprobada en el Parlamento el mes pasado, revocó y suplantó la llamada Ley de Seguridad Nacional, impuesta en 1983 por el régimen militar y que fue utilizada por la dictadura para perseguir opositores.
El texto aprobado en las cámaras también tipificó los crímenes contra las instituciones democráticas y los llamados atentados a la soberanía, como traición, espionaje, intento de golpe de Estado, interrupción del proceso electoral, violaciones del derecho a la libre manifestación y la «difusión en masa de noticias falsas».
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército y líder de una ultraderecha nostálgica de la dictadura, se opuso a esa iniciativa, pero aun así aprobó la mayor parte del texto, salvo lo referido a las noticias falsas y a aumentos de penas para militares o policías que atenten contra el Estado de Derecho, también vetados.
En ese último caso, el Gobierno argumentó que ese aumento de las penas pudiera inhibir la represión a «manifestaciones violentas» y, además, censurar la «libre manifestación de pensamiento emanada de grupos más conservadores» de las Fuerzas Armadas.
Los vetos ahora serán analizados por el Parlamento, que como ya ha ocurrido en otras ocasiones puede derrumbar la decisión del gobernante para restituir y sancionar el texto original.
El pasado 10 de agosto, cuando fue aprobada la nueva ley, el mandatario encabezó un inusual desfile de blindados militares frente al palacio presidencial, que muchos interpretaron como una «presión» al Parlamento, que ese mismo día rechazo un proyecto del Gobierno para la reimplantación del voto impreso, junto con el electrónico.
La sanción de la nueva ley, con los vetos citados, ocurre en momentos en que el bolsonarismo refuerza la convocatoria para unas masivas manifestaciones previstas para el próximo 7 de septiembre, en coincidencia con el día de la Independencia de Brasil.
Los grupos más radicales instan a una «intervención militar» que clausure el Parlamento y la Corte Suprema pero mantenga en el poder a Bolsonaro, quien ha intentado bajarle el tono a esos llamamientos y pide manifestarse por la «libertad» y en defensa de los «valores conservadores», como la «familia, la propiedad privada y Dios». EFE