París (EFE).- El Congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) finaliza este sábado con un llamamiento a los gobiernos del mundo para que dediquen a la naturaleza al menos un 10 % de los fondos de recuperación para la crisis del coronavirus.
Durante el foro, que se ha celebrado en la ciudad francesa de Marsella desde el 3 septiembre, se han adoptado 148 resoluciones y recomendaciones que prevén, entre otras cosas, crear una comisión sobre la crisis climática.
Además, sus miembros han hecho llamamientos para proteger el 80 % de la Amazonía de aquí a 2025, prohibir la explotación de yacimientos en aguas profundas en los océanos, y adoptar un enfoque de «Una Sola Salud» para prevenir futuras pandemias y proteger a humanos y animales.
Francia, país que acogió esta edición del Congreso Mundial de la Naturaleza que debería haberse celebrado el año pasado, se comprometió a que un 30 % de su territorio forme parte de zonas protegidas para 2022, y un 5 % de su fachada marítima mediterránea esté bajo «fuerte protección» para 2027.
Asimismo, los miembros de la UICN eligieron una nueva dirección encabezada por Razan Al Mubarak (Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, 1979), la primera mujer del mundo árabe que presidirá la UICN y la segunda que encabeza esta institución con 73 años de historia.
FORMATO HÍBRIDO
El congreso se desarrolló en formato híbrido, es decir, que algunas de las reuniones se hicieron virtualmente, ya que muchos ponentes de otros continentes tuvieron dificultades para desplazarse a Francia a causa de la covid.
Estuvieron representadas 600 organizaciones con dirigentes gubernamentales, indígenas, miembros de la sociedad civil, de comunidades religiosas y espirituales, del sector privado y el mundo académico que abordaron aspectos económicos, sociales, científicos y técnicos de la protección de la naturaleza y la biodiversidad.
Según los organizadores, participaron 5.700 personas, de las cuales 3.500 lo hicieron en línea. Además, 25.000 visitaron los espacios de exposiciones donde se llevaron a cabo talleres en los pabellones habilitados para el público.
La ONG WWF dio a conocer, a través de unas gafas de 360 grados, su proyecto «Blue Panda», un velero que surca las aguas de los océanos para concienciar sobre la explotación de los recursos naturales y la contaminación de plásticos en el ecosistema marino.
VOCES CONTRARIAS AL CONGRESO
En los días previos a esta reunión internacional, tuvo lugar en Marsella un «contracongreso» que concluyó con un llamamiento para «descolonizar la conservación de la naturaleza», y en contra de la idea de proteger el 30 % de la Tierra para 2030.
La razón es que convertir ese 30 % del planeta en áreas protegidas va a provocar más vulneraciones de derechos humanos entre las comunidades indígenas y las poblaciones nativas, explicó a EFE la argentina Fiore Longo, directora de Survival Internacional, una de las asociaciones promotoras.
Longo hizo hincapié en que ese modelo de conservación es «racista», y está diseñado por los países industrializados y las élites urbanas, que visualizan la naturaleza como un paraíso abstracto «lleno de vegetación», pero sin presencia humana.
«Se trata de un modelo de protección de la naturaleza donde los seres humanos no tienen cabida», explicó Longo, que condenó que «en nombre de la conservación» se expulse a los indígenas en regiones de África y Asia para construir parques y reservas naturales.
Según los organizadores de este «contracongreso», más de 3.000 personas asistieron en línea y presencialmente a unas sesiones que reunieron a activistas, expertos indígenas y no indígenas que exigieron que las comunidades locales estén en el centro de la conservación. EFE