En apenas 112 días de administración, el gobierno de Guillermo Lasso cambia a varios ministros, gobernadores, al presidente del Directorio del IESS, entre otros funcionarios.
Nada de dar mayores explicaciones de fondo. Simplemente, él tiene las atribuciones para oxigenar su Gabinete cuando lo crea pertinente, mucho más si la gestión camina con pies de plomo.
El más comentado fue el cambio de Ministro de Inclusión Económica y Social, si se toma en cuenta la afinidad del presidente con Mae Montaño.
Pero tal decisión también ya es historia. El recién posesionado en ese ministerio, Esteban Bernal, asume el reto, y así lo dijo el presidente Lasso, de hacer algunos ajustes, comenzado por depurar el registro de quienes reciben los diferentes bonos del Estado.
El objetivo primordial, sino el único: dárselos a quienes en verdad lo necesitan. USD 1.400 millones anuales se invierten en esta especie de política asistencialista, cuyo reenfoque sería necesario analizarlo.
Dejar de considerar al MIES como el ministerio de la caridad, peor como fuente de votos o hasta para formar un movimiento político, como ya ocurrió, debe ser parte de ese reenfoque institucional.
La gente tiene derecho a producir. La pobreza o la extrema pobreza no son obstáculo para no hacerlo. Con ayudas internacionales, los bonos bien pueden apuntar en ese sentido. He allí el reto del flamante ministro.
El presidente quiere más resultados y cumplimiento de sus ofertas de campaña, como la entrega de créditos productivos al 1 % de interés Y por eso pide un giro radical en el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Su nuevo titular, Pedro Álava, tiene como primera tarea dialogar con agricultores y ganaderos, cuyos gremios, politizados al extremo, se movilizan cuando quieren.
Lo del IESS es cosa seria y compleja. Es un rico obeso pidiendo caridad. Todos le deben, nadie le paga; pero todos le exigen.
La inseguridad “Medelliza” a Guayaquil, y por eso un nuevo gobernador. Los cambios, como se ve, no son así por así.