6 Consejos que debes conocer si rompiste tu alimentación saludable

Solo toma un momento para que tu dieta cambie de estupenda a terrible. No importa qué tan buenas sean tus intenciones, no puedes esperar seguir tu dieta a la perfección cada minuto de cada día. Habrá ocasiones en que comas algo que no deberías. Por lo tanto, para empezar, el truco es identificar no solo qué es lo que te mete en problemas, sino cómo detenerte antes de dar un paso.

Si has dejado tu dieta (y todos lo hacemos), he aquí algunos consejos que te ayudarán a retomar el hilo:

1.    Todos cometemos errores: Todos cometemos errores de vez en cuando con las dietas. Lo que no debes hacer es mortificarte, ya que sentirás que has fallado, lo que podría provocar que te des por vencido y pierdas completamente el control. Un paso erróneo, comer algo que no deberíamos, o sobrepasar el límite de calorías del día, es simplemente un error, pero sucede. Reconócelo por lo que es, pero no dejes que las cosas se salgan de control. Junta varios errores y tendrás una recaída… y estarás de nuevo donde empezaste.

2.    Identifica qué provoca que quieras comer algo que no deberías: La mayoría de las personas pueden identificar qué desencadena las ansias de comer. Por ejemplo, el estrés, es importante. Cuando la gente come como reacción al estrés es porque piensan que una golosina hará que se sientan mejor. Y quizás así sea… por lo menos momentáneamente. Pero después aparece el sentimiento de culpa, lo cual hace que te estreses, lo que a su vez provoca que comas más… y así formarás un ciclo vicioso. La fatiga, la soledad, la frustración, el aburrimiento: hay una multitud de emociones que pueden hacerte comer. En ocasiones hay gente en tu vida quienes son el problema; como los que siempre están animándote a que comas algo ‘solo esta vez’.

3.    Identifica cómo puedes cambiar tu reacción la próxima vez: Si tu problema es comer a causa de las emociones, quizás debas encontrar alternativas para enfrentar estas emociones que no impliquen comer. Se ha dicho que la gente come para ‘ahogar sus emociones’ y evitar sentirse tristes, solos o frustrados. No obstante, muchas personas también dicen que en realidad es el temor de experimentar la emoción lo que les desata el apetito. Cuando simplemente sientes dicha emoción y aprendes a lidiar con ella, nunca es tan malo como pensaste en algún momento que sería. Cuando las emociones te afectan y la comida te llama, intenta escribir tus pensamientos, llama a algún amigo, pon música relajante, sal a caminar o tómate una taza de té.

4.    Sé amable contigo mismo: Si has comido algo que no deberías y la pequeña voz en tu cabeza te dice, “¡Eres un fracaso, nunca vas a bajar de peso!”, necesitas ser más amable contigo mismo. En lugar de eso, di lo mismo que le dirías a un amigo cuando le ofreces apoyo. “Pues estabas estresado y te comiste una galleta; ¡no es el fin del mundo! Vamos a caminar a la hora del almuerzo para quemar las calorías extras y de regreso nos detenemos a comer una ensalada”.

5.    Espera hasta que pase: Las tácticas de “tomarte un tiempo” pueden funcionar verdaderamente bien cuando te sientes tentado a comer algo que no deberías. Si llevas un diario de alimentación, consúltalo antes comer. Toma un momento para analizar lo que vas a comer y por qué lo harás, esto puede ser suficiente para que te detengas. También puede ayudarte si te esperarás 10 minutos cuando sientas las ansias, para ver si aún sientes la necesidad de darte el gusto. La mayoría de las veces te ocuparás en hacer otras cosas y lo olvidarás.

6.    Vuelve de inmediato al buen camino: No dejes que se pase el día. Tropezarse es una cosa; no dejes que se convierta en una caída. Si has comido algo que no deberías, olvídalo y vuelve adonde te quedaste, hasta la siguiente comida. Ya es demasiado tarde para hacer algo respecto a tu última comida; mejor concéntrate en la próxima.

Recuérdate cuánto has logrado: En ocasiones, después de un tropezón, ayuda ‘reiniciar el sistema’. Para empezar, piensa en lo que te motivó a hacer cambios, hasta dónde has llegado y lo que has logrado. Sabes lo que hay que hacer y tienes el compromiso; y sabes que puedes lograr tus metas porque has logrado un progreso. Y recuerda que el progreso se mide de muchas maneras, no solo con lo que diga la báscula. Cada vez que tomes la mejor decisión en un restaurante, que te lleves un almuerzo saludable, que rechaces cuando te ofrezcan un alimento que no quieras, o que no te comas un chocolate cuando estés estresado y en su lugar, respires profundo, ya estarás más cerca de lograr tu meta.

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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